Por ANULFO MATEO PEREZ
La muestra de que el imperio estadounidense ha tocado fondo
en cuanto a su condición de senilidad, es convocar la IX Cumbre de las
Américas, bajo la premisa de exclusiones de países tan americanos como el que
más, porque Washington no comparte su sistema político o estos defienden su
independencia y soberanía.
El anuncio de que Estados Unidos decidió excluir a Cuba,
Venezuela y Nicaragua de la Cumbre, prevista para el 6 hasta el 10 de junio
próximo en la ciudad de Los Ángeles, es aberrante e inadmisible.
Los argumentos de la administración Biden, esgrimidos
injustamente contra Cuba, Venezuela y Nicaragua son ridículos, en tanto que la
medida que se pretende tomar contra estos países es antidemocrática y abusiva.
Y es una pena, que la Cumbre lleve como lema precisamente “Construyendo un futuro sustentable, resiliente y equitativo”, lo que a veces nos hace dudar si se trata de senilidad o de una continuidad del descaro.
Además, resulta un absurdo anunciar exclusiones, cuando el Departamento
de Estado norteamericano ha planteado discutir el tema de la pandemia oie Covid-19,
la economía mundial, migración y el consenso al respecto.
Temas en que esos países tienen mucho que decir y aportar, no sólo por
la paz, sino porque han padecido como otras naciones de América, el impacto
económico tras la pandemia, así como la migración desordenada.
La senilidad del establishment del imperio es evidente, al no
prever la reacción que se produciría en otros países invitados, al plantear las
exclusiones a la Cumbre, y por otro lado las críticas de países como China y Rusia.
Ante la firmeza del presidente de México, Andrés Manuel
López Obrador, de no acudir al evento si excluyen a otros países, es alentador
que igual postura hayan asumido otros mandatarios de nuestra América.