Por ANULFO MATEO PÉREZ
Las
izquierdas no tienen por ahora las posibilidades de enfrentar con éxito el
desafío que representa la lucha por cambios estructurales, si actúan separadas
de otras corrientes del pensamiento, porque se han desvinculado desde hace
décadas del movimiento obrero, campesino y estudiantil en reflujo.
Pueden
movilizar y poner en marcha las protestas en uno que otros puntos del país,
porque hay sobradas razones para enfrentar al gobierno peledeista y a su
dictadura institucional, carcomidos por la corrupción.
Las
izquierdas han participado en las luchas más cruentas por la redención de
nuestro pueblo, hasta el martirologio, pero sus sacrificios los han aprovechado
otros para llegar al poder y frustrar sus aspiraciones.
El
movimiento reivindicativo, en un ambiente preelectoral, no desbordaría el marco
“economicista” y sólo ayudaría, sin proponérselo, a la oposición que electoralmente
le disputa el poder al PLD.
De
manera, que lo más pertinente ahora es vincular cualquier acción política a
desplazar a este gobierno que conculca los derechos y pretende eternizarse en
el poder mediante la manipulación y la fuerza.
Por
su formación ideológica, las izquierdas deben actuar despojadas del “voluntarismo”,
que marcha de la mano con la doctrina fatalista de la “predestinación” y de la
“voluntad divina”, alejada de la realidad.
Para
romper el status quo y realizar los cambios verdaderos es necesaria la
presencia de las izquierdas en todas las jornadas en que participen las grandes
mayoría, para influir con sus ideas y firmeza política.
Cualquier
acción, por justa que sea, al margen del esfuerzo por salir de este gobierno,
se quedaría aislada del proceso de cambio; ni le ayudaría en la necesaria
acumulación de fuerzas para otras jornadas.
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