Por ANULFO MATEO PÉREZ
Para evitar que el pueblo meditara sus problemas y se
declarara en rebeldía, los emperadores romanos disponían entretenerlo
con pan y circo. El italiano Nicolás Maquiavelo, diplomático, filósofo y
autor de “El Príncipe”, consideraba esta práctica altamente
recomendable en la política.
Sus discípulos del pasado y presente siglo han contado con
medios de mayor capacidad de distracción, como radio, televisión,
diarios, y más reciente las redes sociales… para influir sobre la
voluntad de los gobernados.
En la década iniciada en 1930, Adolf Hitler fue convertido
en un “salvador de la Patria” alemana mediante la manipulación
psicológica de su pueblo, usando el recurso de la propaganda política.
Así, los estrategas del presidente Danilo Medina están
usando el sensible conflicto de la inmigración haitiana a nuestro
territorio, bajo su absoluto control, para concentrar la atención del
país en él.
El
propósito es acallar las críticas a la repostulación presidencial, y
sacar del debate la crisis interna del PLD, la corrupción del presente y
pasado gobierno y el juicio de Félix Bautista, entre otros temas.
La estrategia comunicacional es sacar de los espacios
mediáticos, la discusión del desempleo, salarios, salud, educación,
pobreza, inseguridad ciudadana y la infamante imposición de la
reelección presidencial.
Con la distracción tratan de frenar el descenso de los
niveles de popularidad del presidente Medina y el ascenso de sus
opositores en las preferencias del electorado, cansado de tantos
agravios peledeistas.
Develado el ardid del gobierno, se debe concentrar el “fuego
de la artillería” opositora sobre los más sensibles temas nacionales,
que no dividan a la sociedad, como lo hace la inmigración haitiana a nuestro
territorio.
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