Raíces Radio

domingo, 20 de mayo de 2018

El tabaco y la salud

Por ANULFO MATEO PÉREZ

I

El tabaquismo es devastador para toda persona que emprendió la ruta del hábito de fumar, con repercusión no sólo en los pulmones, como se cree, sino a nivel cardiovascular, cerebral, social y económico, entre otros, que se inicia generalmente en la adolescencia, en muchos casos para presumir de adulto.

El tabaco, originario de nuestra América, es una planta de la familia de las solanáceas, cuyas hojas secas y enrolladas se utilizaban en forma de tizón; se encendían por un extremo y se chupaba por el opuesto.

La planta en el lenguaje nativo se nombraba cohíba y su uso se extendía desde el behíque (sacerdote de la tribu), hasta todos los integrantes del grupo primitivo, observado a la llegada de los colonizadores.

La forma de consumo podía ser fumado, masticado y aspirado, y el tizón era nombrado tabaco por los aborígenes. A principios del siglo XV, Carlos V recibió las semillas de la planta, que sembró y cultivó.

Medio siglo después Juan Nicot, embajador francés en Portugal, la llevó a la reina de Francia, quien recomendó su aplicación para la curación de las heridas y ordenó que se usara también en forma de polvo.

En reconocimiento a Nicot, la planta y su producto activo fue llamada nicotina. En Estados Unidos, anualmente se producen 600 mil millones de cigarrillos y 55 millones de personas son dependientes al tabaco.

Cuando el hábito tóxico es una combinación del café, tabaco y alcohol, como es entendible, los daños a la salud se multiplican y reduce las expectativas de vida para toda persona expuesta a sus efectos.

Según estudios, el alcohol reduce en 12 años esas expectativas, y en el caso del tabaco 15, lo que siempre recordamos a nuestros pacientes, sin dejar de mencionar el costo económico y su repercusión social.

II

El tabaco al ser consumido por cualquier vía, actúa elevando la cantidad de neurotransmisores, en forma similar al café, pero al mismo tiempo disminuye la circulación de la sangre por el cerebro y corazón, bloqueando los impulsos nerviosos de la médula espinal.

Esta estructura es parte del sistema nervioso que se extiende por el canal de la columna vertebral y donde radican centros nerviosos para el normal funcionamiento sexual.

Este es uno de los mecanismos que explica en muchos casos un óptimo rendimiento en las relaciones sexuales, en ambos sexos, y en el hombre una adecuada erección.

Estos efectos son provocados por la nicotina que se halla en proporción del 1 ó al 2,5 % del peso del tabaco; también existen otros mecanismos ajenos a los efectos químicos.

Hay estudios realizados en países fríos, que demuestran que la mayoría de los fumadores cuando apagan sus cigarrillos siguen exhalando humo (esta vez por la acción del frío).

Sin embargo, al apagar el cigarrillo no se percatan de que realmente siguen “fumando” en ese momento y que incluso afectan a otras personas que se encuentran en su entorno.

Aunque los indios norteamericanos usaban el tabaco en ceremonias de paz (fumar la pipa de la paz), en épocas anteriores, el simbolismo de exhalar humo era expresar ira.

Además de los efectos por los mecanismos de acción referidos existen muchos otros que explican precisamente los efectos no deseados al fumar tabaco, que es un hábito tóxico.

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