Raíces Radio

domingo, 13 de mayo de 2018

Alcoholismo y depresión

Por ANULFO MATEO PÉREZ


La depresión es una patología que se ve frecuentemente asociada al alcoholismo y, sobre todo, a las recaídas de los alcohólicos. Ya sea la distimia (depresión crónica neurótica), con sus altibajos, o la depresión que puede presentarse en los primeros meses de la abstinencia; la depresión reactiva a sucesos penosos.

Pueden presentarse las diversas formas de presentación de la depresión mayor, los episodios depresivos de los trastornos bipolares… por lo que todas las formas de depresión deben ser tenidas en cuenta.

Estos estados deben ser considerados seriamente cuando se piensa en evitar las recaídas de los pacientes alcohólicos. El 36 % de ellos sufren al unísono de depresión como co-morbilidad bastante frecuente.

En unas ocasiones inducida por la adicción y en otras realimentando la misma, generando un círculo vicioso difícil de romper, porque es frecuente ver que el paciente alcohólico se deprima y se sienta culpable.

Él medita en las pérdidas afectivas, familiares, laborales, sociales, económicas… que su adicción le provoca, lo cual lo lleva a aumentar el consumo de alcohol, con el fin de atenuar sus sentimientos penosos.

Sin embargo, lo que consigue es el resultado opuesto al buscado al generarle nuevas culpas y mayor depresión. La co-morbilidad de alcoholismo y depresión es mucho más frecuente en la mujer que en el hombre.

Los pacientes alcohólicos que sufren de depresión tienen mucho más recaídas que aquellos pacientes que no la padecen. Esta diferencia, que ya se manifiesta en el corto, se expresa más aún, en largo plazo.

Esto se hace más patente en el mediano y en el largo plazo y puede afirmarse que la asociación de depresión en el alcohólico agrava y ensombrece el pronóstico de su adicción y siempre debe ser tratada.

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