Por
ANULFO MATEO PÉREZ
En
otras ocasiones he analizado las causas del crecimiento de la delincuencia
común, la violencia intrafamiliar, la corrupción de Estado, la inseguridad
ciudadana, entre otros males, concluyendo que se trata de un reflejo de la
crisis económica, social y política de este sistema opresivo.
Todo
esto es cierto, como lo es también la torpeza gubernamental para enfrentar los
más graves problemas que agobian al pueblo, que ha decidido empoderarse y “tomar
el toro por los cuernos”.
Los
que ejercen el poder se han metido en “camisa de once varas”, al propiciar la
corrupción rampante que padecemos, y que al ser descubiertos reaccionan como el
avestruz cuando advierte algún peligro.
El
gobierno tendrá que aclarar todo lo relacionado con los sobornos y
sobrevaluaciones de obras del Estado de parte de la brasileña Odebrecht, si no
desea la profundización de la crisis en que se encuentra.
Dilatar
o evadir el enjuiciamiento a los corruptos, es potenciar la lucha social y
confrontación política, que ahora se canaliza progresivamente a través del
movimiento de la Marcha
Verde.
Será
catastrófico para el gobierno si continúa enfrentando a la sociedad; si reprime
las protestas y el libre tránsito de la gente, que exige con firmeza el fin de
la corrupción y la impunidad.
Amenazar
a maestros para frenar los paros; conminar a empleados públicos para que
asistan a un acto del Presidente; tirar a siete mil militares y policías élites
a las calles expresan el desconcierto oficial.
Y
frente a tanta torpeza e indolencia del gobierno, los dominicanos van
percibiendo las causas de sus males, elevando sus niveles de conciencia,
organizándose y radicalizando sus justas demandas.
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