I
Las cifras de homicidios en
De acuerdo a la misma fuente oficial, en el año 2015 en nuestro país ocurrieron un total de mil 680 homicidios, mil 522 víctimas de sexo masculino y 158 femenino, cuadro muy parecido a los años 2013 y 2014. Para el 2015, en el Distrito Nacional se produjeron 208 homicidios, 193 hombres y 15 mujeres, mientras en Santiago, 207 murieron por esa causa, 189 hombres y 18 mujeres, con poca diferencia con el 2014.
La región Sur reporta estadísticas que resultan preocupantes; en San Cristóbal les quitaron la vida a 95 personas, 82 hombres y 13 mujeres, mientras en Peravia fueron 33, 31 de sexo masculino y 2 femenino.
En San José de Ocoa, la sumatoria es de 11, 9 hombres y 2 mujeres; Azua: 26 en total, 23 hombres y 3 mujeres; San Juan: 42 personas, 37 de sexo masculino y 5 femenino; Elías Piña: 14, 13 hombres y una mujer.
Barahona: 40, 37 masculinos y 3 femeninas; mientras en Bahoruco es de 18, todos de sexo masculino; Pedernales tiene una cifra de 5, 4 hombres y una mujer, e Independencia: 5 homicidios, todos hombres.
En otras provincias los homicidios se mantienen altos, como ocurrió en Santo Domingo, con 370, 338 hombres y 32 mujeres, mientras en
Entre otros factores, en el homicidio juegan papel relevante la marginalidad social, narcotráfico, alcoholismo y otras adicciones, hogares rotos y psicopatologías en un sistema excluyente y empobrecedor.
II
Las cifras de homicidios en
Desde el ámbito de la psiquiatría forense, la emoción tiene una importancia capital, en particular por su aplicación delictual, ya que se la invoca en la psicogénesis de muchos delitos contra las personas.
Primero, debemos tener en cuenta la “emoción fisiológica”, que provoca perturbación de la capacidad de síntesis, inhibición voluntaria y tendencia al automatismo, puede haber amnesia y memoria imprecisa.
Segundo, la “emoción violenta”. Tiene mayor intensidad que la anterior, pero tampoco llega a suprimir la conciencia; la memoria puede presentar trastorno de falta de nitidez, lagunas y conducta impulsiva.
Y tercero, la “emoción patológica”. Produce inconsciencia fugaz, perturba la voluntad, juicio y la inteligencia. Se pierde el control inhibitorio, hay descarga motriz y luego el sujeto se puede tornar depresivo.
Otras condiciones pueden favorecer la relación estímulo-personalidad, como es el caso de la epilepsia, astenia, hiperemotividad, intoxicación por alcohol u otras drogas que pueda consumir el sujeto.
Sobre estos argumentos de la psiquiatría forense se apoya la defensa de los “homicidas”, sujetos por lo general con trastornos de la personalidad, sobre todo de la clasificada como sociopática o antisocial.
Aunque muchos de ellos son inimputables por delinquir bajo el impulso de una enfermedad mental que le aliena, otros tantos son responsables de sus actos y por lo tanto imputables y condenables al ser juzgados.
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