Por
lo que es la tradición política y partiendo de la afirmación del presidente
Danilo Medina, en los próximos cuatro años de gobierno vendrán los cambios, "cambiar
todo para que nada cambie", acompañados de una mayor centralización del
poder y la definitiva hegemonía de su grupo a lo interno del PLD.
El
desplazamiento del reducto de funcionarios que aún les son fieles a Leonel
Fernández será poco a poco sustituido por danilistas, hasta dar el “jaque mate”
al “rey”, al león, que se echará a lamer sus heridas.
Las
primeras sustituciones en el tren gubernamental marcarán el norte que seguirán
los pasos del presidente Medina, que será una gestión cargada de
“realizaciones” para el “vuelve y vuelve” en el año 2020.
La
“espada de Damocles” pende del techo sobre la cabeza de Fernández, desde que
don Quirino regresó reclamando a través de los medios de comunicación el pago
de una vieja deuda que no tenía factura.
La
punta de la afilada arma se mantiene colgando y apuntando sobre la misma
“cabeza impía”, atada por un único pelo de crin de caballo, que el leonelismo
espera sea lo suficientemente resistente.
Luego
de don Quirino I, siguió Félix I. Ahora, los avioncitos I. La PEPCA decidió mover la
coctelera de los Súper Tucano, con un “tránquenlos a todos e interróguenlos”,
una especie de “tiki mani”, "manos arriba”.
Pero
las cosas no pasarán de ahí, porque no se puede mover demasiado el bendito altar;
ya todos sabemos por qué. El propósito es demostrarles a sus adversarios que el
león no es tan fiero como lo pintan.
Y
si todos se portan bien, incluida la oposición, la espada puede ser bajada y
envainada, para realizar los cambios tranquilos, con Danilo, tras los hábiles arreglos
de don Calogero y colegas el pasado 15 de mayo.
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