Por
ANULFO MATEO PÉREZ
Este
domingo el pueblo dominicano está convocado a las urnas y a la elección de candidatos
para 4 mil 106 cargos públicos, condicionado por el oficialismo que conduce al
país hacia el abismo, a una crisis política, social y económica, así como al desconocimiento
del limitado y precario Estado de derechos.
El
proceso electoral que hoy termina, contrario a una “fiesta de la democracia” ha
sido convertido en una “feria persa”, con la compra de voluntades, dispendio, envilecimiento
y chantaje del gobierno.
Muchos
están agobiados ante el dilema de si es apropiado votar o abstenerse, conscientes
de la putrefacción ético-moral del sistema y el impacto que podría tener
cualquier decisión asumida al respecto.
Antonio
Gramsci tenía sobrada razón cuando decía que “no puede constituirse un partido
político basándose exclusivamente en el abstencionismo electoral. Es necesario
un estrecho contacto con las masas”.
No
hay dudas de que en la franja abstencionista están quienes impugnan esta seudo
democracia y sus representantes, pero no votar en estas circunstancias ayudaría
la reelección y al continuismo del PLD.
Por
eso, la estrategia del danilismo es crear dudas e incertidumbre sobre el conteo
de los votos para estimular una gran abstención, consciente que ella podría
garantizarle una muy holgada victoria electoral.
Es
ilusorio pensar que en estas elecciones las izquierdas van a conquistar el
poder mediante el sufragio de sus seguidores, sin un cambio previo de las
estructuras político-social-militar de este Estado burgués.
Pero
cerrar el paso a esta dictadura institucional del PLD, crearía una mayor
subjetividad del movimiento popular y ruptura del largo período de reflujo de las
fuerzas sociales con deseos de cambios verdaderos.
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