Por
ANULFO MATEO PÉREZ
El
gobierno está tratando de apartar la atención del pueblo de ciertos asuntos peliagudos
que desea ocultar o amortiguar, porque la exposición y debate de los mismos a
través de los medios de comunicación harían mucho daño a la candidatura
presidencial de Danilo Medina, que aspira a seguir en el poder.
Recordemos
que la distracción fue puesta en práctica por el imperio romano, cuando el
emperador entretenía al pueblo con “pan y circo”, considerada por Maquiavelo
como una de las técnicas más eficaces.
Los
asesores de marketing electoral del gobierno saben que la atención
es la focalización de la conciencia, la actividad direccional energizadora que
participa y facilita el trabajo de todos los procesos cognitivos.
Están
conscientes que es la puerta del conocimiento y éste del apetito volitivo, una
cualidad de la percepción que funciona como filtro de los estímulos
ambientales, que se bloquea con mecanismos de distracción.
En
pocas palabras, la atención es el proceso encargado de la admisión (input) sistemática de los datos
perceptuales en la conciencia, que pueden ser manipulados psicológicamente con
un propósito determinado.
El
gobierno está tratando de que la prisión y enjuiciamiento por corrupción de su
ex asesor brasileño en marketing político, Joao Santana, sea sacado de los
medios, poniendo sobre el tapete otros temas.
Es
curioso el revuelo que causó el lanzamiento de tres bombas lacrimógenas en una
asamblea de profesores en la UASD ,
que amortiguaba en ese momento todo lo relacionado con el caso Joao-esposa y Lava
Jato.
Observen
la alharaca retardada de una noticia-fiambre que cuenta la presencia del
embajador de EEUU, James W. Brewster, en un centro educativo de Santiago, ocurrida
el 10 de febrero, hace más de un mes.
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