I
El panorama político nacional comienza a tomar forma, permitiendo percibir qué podría suceder en los próximos meses en cuanto al ordenamiento de las alianzas políticas con miras al proceso comicial del 15 de mayo de 2016 y la toma de posiciones respecto a la repostulación del presidente Danilo Medina.
De un lado, el oficialismo (Gobierno-PLD-aliados) y su candidato presidencial, y del otro, las organizaciones autodenominadas opositoras al continuismo de Medina al frente de la presidencia de la República.
Los reeleccionistas y su débil compactación tiene una dinámica de “voz y cámara lenta” alrededor de sus propósitos y no salen del ámbito de sus tradicionales aliados, con algunas notables deserciones.
“Los Vinchos” y Max Puig-APD rompieron el amancebamiento; Minou Tavárez (diputada-líder de OD), se marchó del PLD para ser parte de la “oposición democrática”, y los que no lo han hecho están muy “distraídos”.
La “alianza” PLD-PRD (sufre de anemia severa), no termina de concretarse y más bien parece un noviazgo añoso, con un pié aquí y otro en Alaska, que ha pasado de lo sublime a lo lastimosamente ridículo.
El proyecto reeleccionista pierde impulso y comienza a trillar un sendero minado por los escándalos de corrupción, ineficiencia del Ejecutivo y sus mandaderos, y profundización de los males de la res-pública.
Mientras el barco del continuismo hace agua, Leonel Fernández, presidente del PLD, y sus seguidores están de los más tranquilos, pero sin Danilo. De modo que la reelección está fea, fea, muy fea para la foto.
Pero no os engañéis, el continuismo danilista tiene a su favor el Estado y la “Ley de la inercia”, y su curso sería exitoso si no se le aplica la fuerza para detenerla, con el perdón del viejo Isaac Newton.
II
La
reelección presidencial enfrenta grandes desafíos para imponerse, como es
revertir el descrédito del gobierno (2012-2016) causado por la corrupción e
impunidad, el agravamiento de los males económicos y sociales del país y el
encono cuasi visceral entre los líderes del PLD, Leonel Fernández y Danilo
Medina.
Por
otro lado, la oposición al proyecto reeleccionista se halla dispersa en
distintos segmentos; el principal es la “Convergencia por un Mejor País”,
liderada por el PRM e integrada por varias organizaciones.
Hasta
ahora esta confluencia luce la de mayor fortaleza, con Luis Abinader como
candidato presidencial, integrada por partidos políticos, movimientos,
organizaciones sociales y de la sociedad civil.
Tiene
un activismo en base a planteamientos críticos y propositivos que no desbordan
la esencia liberal, con visitas continuas a sectores sociales, económicos y
políticos para atraerlos hacia su proyecto electoral.
Un
agrupamiento menor, con grandes indefiniciones, es el que encabeza Alianza
País, que lleva como candidato presidencial a Guillermo Moreno, respaldado por una
pequeña parte de las izquierdas.
Otro
aún más pequeño es el constituido por APD y OD, para llevar a la diputada Monou
Tavárez Mirabal como candidata presidencial, con la desventaja de que uno y
otro rompieron hace poco con el oficialismo.
La
oposición tiene grandes posibilidades de triunfo si une sus fuerzas y decide
poner las voluntades a favor de un cambio político y reordenamiento del país,
ahora atrapado por la mafia política morada.
Pese
a que el reeleccionismo tiene sus ventajas, incluido el uso abusivo de los
recursos públicos y control de la
JCE, lleva en sí grandes debilidades; estaría condenado al
fracaso, de concretarse el Frente Opositor.
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