Por
ANULFO MATEO PÉREZ
Las
izquierdas dominicanas están sustentadas en distintas corrientes del
pensamiento, con culturas y experiencias que las han separado desde que sus simientes
comenzaron a germinar en el país, condicionadas por realidades de otras
latitudes que han impedido su desarrollo e influencia en la sociedad.
Es
imperativo profundizar y organizar la discusión en el seno de las izquierdas, ante
el desafío que plantea la coyuntura actual y frente al reacomodamiento de las distintas
formaciones de la partidocracia.
Debe
valorarse con sentido analítico las contradicciones internas de las derechas y
nuevos deslindamientos, sus matices políticos e ideológicos, sus actitudes ante
la grave crisis del modelo que le sustenta.
Pero
esto no es posible si las propias izquierdas se mantienen renuentes al diálogo
entre sí, a la discusión constructiva y a poner en sus justos lugares los
acuerdos y desacuerdos políticos que les permitan crecer.
Con
discursos excluyentes; descalificaciones; argumentaciones carentes de
profundidad, que expliquen coherentemente sus puntos de vista, los principales debates
seguirán limitados al seno de las derechas.
Lo
ideal sería la formación de un frente de izquierda, con programa que oferte las
transformaciones demandadas, encabezando las luchas por los cambios políticos y
nueva correlación de fuerzas.
Por
la total y absoluta recomposición de las instituciones, que como la JCE, TSE y TC, están en manos
del oficialismo, que frenan los cambios políticos, sociales y económicos anhelados
por las grandes mayorías.
Por
lo visto, las elecciones de 2016 serán un escenario de confrontación política y
deben ser aprovechadas por las izquierdas, impulsando un amplio frente opositor
para cortar el paso a la dictadura institucional.
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