Por ANULFO MATEO
PEREZ
Por violentar su
propia legalidad, los que gobiernan contra las mayorías se han convertido en verdaderos sepultureros del sistema político
que dicen sustentar, luego de pervertir las instituciones que conforman los
tres poderes del Estado, con el propósito de enriquecerse y perpetuarse en el poder.
Como parte de la
conspiración usan la perfidia, trampas, manipulación, soborno, chantaje,
represión… para imponer su reinado e intereses, sin importarles si meten al
país en una profunda crisis política.
Miedo y poder,
amalgamados en las filas danilistas, empujan al gobierno imponer a sangre y
fuego la modificación constitucional mediante el chantaje, la represión política y conculcación de los
derechos.
Entonces, no es
extraño que el Presidente de la República haga “lo que nunca se ha hecho” para garantizarse
la impunidad, tras las sobrevaluaciones y sobornos de Odebrecht en la termoeléctrica
de Punta Catalina.
Los trajines del
gobierno para modificar la Constitución y permitir la repostulación de Danilo
Medina, viene agudizando la crisis política e institucional de la nación, así
como en las filas de la partidocracia.
Las pugnas en el
PLD apuntan a la escisión definitiva de esa corporación, y lo propio se aprecia
en el PRM con la convocatoria de Luis Abinader, “a título personal”, para
marchar contra los desmanes del gobierno.
De modo, que la
corrupción e intentos de modificación de la Carta Magna, el uso de militares, policías y espionaje para zarandear el Congreso,
van de la mano para garantizar el continuismo danilista.
Ante el caos e incertidumbre
provocados por el oficialismo, la movilización popular es la certera respuesta para
enfrentar la actual crisis, como la demostración de Marcha Verde este domingo
en Santiago.
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