Por ANULFO MATEO PÉREZ
El
gobierno está entrampado en un mar de contradicciones insuperables, resultado
lógico de su proceder al margen de la ética pública; monopoliza la
hegemonía para el beneficio de pequeños grupos y cercena la pluralidad política,
concentrándose sólo en consolidar sus estructuras económico-corporativas.
Los
que nos desgobiernan han transmutado todos los conceptos éticos y políticos a la
imagen y semejanza de su “cultura lumpenil”, por lo que no diferencian la "fraternidad
política" de la "hermandad mafiosa".
Han
transformado los partidos políticos en maquinarias gansterizadas para defraudar
los recursos públicos, mediante mecanismos de fraude, soborno, extorsión, nepotismo,
clientelismo y manipulación descarada.
El
momento político que atravesamos, es resultado de ese comportamiento dominante,
cuyos ejes son el individualismo y utilitarismo: acciones individuales y
colectivas orientadas a interés material y privado.
La
condición de clase y la ignorancia supina de los que dirigen el Gobierno, no
les permiten entender que llegó el momento en que las fuerzas sociales se han
reorganizado y elevado sus niveles de conciencia.
Es
lo que ha ocurrido ahora con el movimiento Marcha Verde, expresión de la
maduración de un proceso social y político que no se detendrá con torpes maniobras,
chantajes, burdas represiones selectivas y masivas.
Se
ha dinamizado una conjunción de pequeña burguesía, trabajadores asalariado
urbanos, campesinos, sectores burgueses, entre otros, relegados a un segundo o
tercer plano por los que dirigen el Estado.
El
Movimiento social en marcha se propone poner fin a la corrupción y la
impunidad, refundar instituciones y poderes públicos, que un Gobierno frágil como el actual no
podrá frenar con amenazas y brutales métodos represivos.
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