Raíces Radio

domingo, 28 de mayo de 2017

Cinismo y corrupción


Por ANULFO MATEO PÉREZ

Los corruptos envueltos en sobornos y sobrevaluaciones del consorcio brasileño Odebrecht en República Dominicana, no asumirán el arrepentimiento al que tanto exhorta el cristianismo, dogma que dicen profesar, pese a que cada 27 de febrero sus ilustres líderes asisten al Tedeum oficiado en la Catedral.

Es tradición que el Presidente de la República acuda al oficio religioso junto a representantes del Poder Legislativo y Judicial, y en un acto solemne, no de contricción, sino de hipocresía, oren y comulguen.

Expresión del falso cristianismo de funcionarios y cúpula de la Iglesia, amalgamados en acciones dolosas contra el erario, reforzado por el concordato rubricado por el tirano Rafael Trujillo y la Santa Sede.

Con un “¡Que Dios les bendiga a todos!” o la frasecita “¡Que Dios bendiga a la República Dominicana!” culminan siempre sus aburridos discursos, dirigidos a manipular la fe religiosa del pueblo dominicano.

Por estar comprometidos con la corrupción más aberrante conocida hasta ahora en nuestro país, ocultan la lista de los involucrados en el oprobioso caso Odebrecht-gobiernos, para demorar el proceso legal.

Y frente al dedo acusador de la sociedad, desempeñan pobres actuaciones (no sabemos si cómica o trágica), como los peores actores de Hollywood, encarnando personajes repugnantemente obscenos.

Los corruptos de los distintos gobiernos y de la oposición son graduados Summa Cum Laude en el ventajismo individualista, el afán de lucro desmedido y el pragmatismo, que llegan a formas de comportamiento cínico.

Muy a su pesar, están atrapados, sorprendidos en flagrante delito, desconcertados, asustados, y siguen sin entender que los pueblos aguanta hasta un día, y que en cuanto a nuestra cruda realidad, ese día ha llegado.

domingo, 21 de mayo de 2017

Como el avestruz

Por ANULFO MATEO PÉREZ

No he podido descifrar aún, cuál sería el mecanismo que el gobierno de Danilo Medina usaría para romper el autoacorralamiento en que ha caído, tras la revelación de los sobornos y sobrevaluaciones de la empresa brasileña Odebrecht en el proyecto de la planta de Punta Catalina en la provincia Peravia. 

Estamos siendo testigos de un gobierno perturbado, huidizo, atemorizado, disgregado, dubitativo, entrampado, silente en su puesto de mando, que ante el peligro inminente adopta la conducta del avestruz.

Se niega a creer lo que está a la vista de todos y cierra sus ojos para no ver que el pueblo ha despertado de la anestesia general, inoculada desde el poder por la mafia política dedicada al pillaje y a la opresión.

El movimiento Marcha Verde, que exige el fin de la corrupción y la impunidad, ha tomado este domingo las calles de Azua, como lo hizo en otros puntos del país, en proceso ascendente de sus luchas cívicas.

Intentar embaucar al pueblo con cuentos de hadas para ganar tiempo, como hace el condenado a la horca, no acallará el clamor por el adecentamiento moral y ético del ejercicio político y en el Estado.

Los que detentan un poder usurpado deben entender con claridad, que los dominicanos se hartaron de que pequeños grupos mafiosos, no sólo les opriman en términos económicos, sino política y moralmente. 

Enfrentar esa realidad con mentiras, intrigas, distracciones y represión policial a quienes demandan justicia ante el saqueo de los recursos públicos, es tratar situaciones de riesgo escondiendo la cabeza.

La lista de los sobornados de Odebrecht debe ser publicada; y que se haga justicia. Cuando un gobierno actúa contra las leyes, invita al pueblo no sólo a desconocerlas, sino a destruir todo el andamiaje del Estado.

sábado, 13 de mayo de 2017

La soledad del Poder

Por ANULFO MATEO PÉREZ

No me refiero a la soledad física del mandatario de una nación, ni tampoco cuando los miembros de su gabinete deciden guardar silencio al necesitar del apoyo público ante una crisis de gobernabilidad. En realidad, estoy aludiendo a las circunstancias en que un jefe de Estado es rechazado por su pueblo.

No obstante, es comprensible que en ocasiones el Ejecutivo de un país se aleje de las estridencias del entorno palaciego, para reencontrarse a sí mismo o compartir con amigos íntimos o familiares cercanos.

La soledad del Poder es el trance desolador que precede al acorralamiento; cuando el que dirige se halla sólo con su conciencia, al asumir alguna medida importante; responsable de sus aciertos y errores.

No se trata sólo al ordenar algunas medidas, sino en el momento en que el Presidente es presa del más absoluto desamparo al ser desobedecido o los gobernados le retiran la confianza y apoyo que esperaba.

En pocas palabras, la soledad del Poder se expresa como un látigo, embargando al “número uno” de una inusual amargura espiritual, al advertir que no manda nada y escasas o ninguna de sus órdenes son cumplidas.

Entonces es la hora en que el gobernante se entera de la soledad del Poder; esa sensación de ser abofeteado por quienes deben ser obedientes y gobernados sin la necesidad de autoritarismo ni represión.

Es la coyuntura en que los asesores sigilosamente se ocultan en la penumbra; se hacen “invisibles” a la vista de todos; dan su opinión y se marchan. Cuando el gobernante es el único reo de sus errores.


La soledad del Poder se hace más ostensible el día en que la sociedad le dice al Presidente que no puede hacer lo que le da la gana y tozudamente este insiste en negar que el soberano es el pueblo y nadie más.

sábado, 6 de mayo de 2017

Represión y fragilidad política

Por ANULFO MATEO PÉREZ

El gobierno está entrampado en un mar de contradicciones insuperables, resultado lógico de su proceder al margen de la ética pública; monopoliza la hegemonía para el beneficio de pequeños grupos y cercena la pluralidad política, concentrándose sólo en consolidar sus estructuras económico-corporativas. 

Los que nos desgobiernan han transmutado todos los conceptos éticos y políticos a la imagen y semejanza de su “cultura lumpenil”, por lo que no diferencian la "fraternidad política" de la "hermandad mafiosa".

Han transformado los partidos políticos en maquinarias gansterizadas para defraudar los recursos públicos, mediante mecanismos de fraude, soborno, extorsión, nepotismo, clientelismo y manipulación descarada.

El momento político que atravesamos, es resultado de ese comportamiento dominante, cuyos ejes son el individualismo y utilitarismo: acciones individuales y colectivas orientadas a interés material y privado.

La condición de clase y la ignorancia supina de los que dirigen el Gobierno, no les permiten entender que llegó el momento en que las fuerzas sociales se han reorganizado y elevado sus niveles de conciencia. 

Es lo que ha ocurrido ahora con el movimiento Marcha Verde, expresión de la maduración de un proceso social y político que no se detendrá con torpes maniobras, chantajes, burdas represiones selectivas y masivas.

Se ha dinamizado una conjunción de pequeña burguesía, trabajadores asalariado urbanos, campesinos, sectores burgueses, entre otros, relegados a un segundo o tercer plano por los que dirigen el Estado. 

El Movimiento social en marcha se propone poner fin a la corrupción y la impunidad, refundar instituciones y poderes públicos, que un Gobierno frágil como el actual no podrá frenar con amenazas y brutales métodos represivos.