Por
ANULFO MATEO PÉREZ
Mañana
hablará el presidente Danilo Medina para rendir cuentas a la Asamblea Nacional
y a la nación, pero a diferencia de otras ocasiones los dominicanos estarán muy
pendientes de sus palabras porque esperan que rompa el silencio respecto al
tema del soborno de Odebrecht a funcionarios de su gobierno.
Ya
la sociedad dominicana se ha expresado condenando la corrupción e impunidad
imperante, y con vigor reclama el fin del saqueo que viene patrocinando su
funcionariado, así como los que les han precedido.
La
marcha del pasado 22 de enero y las realizadas el pasado miércoles en esta
capital y en otras localidades del país son testimonios de que la gente de a
pie está decidida a detener la corrupción y el caos.
La
reacción popular ha sido y sigue siendo tomar las calles para demandar justicia
contra los infractores que recibieron coimas de Odebrecht para sobrevaluar
obras del Estado de parte del consorcio brasileño.
Pero
además, se ha revelado que parte de los US$92.0 millones de dólares recibidos
como sobornos se usaron para financiar la campaña electoral de la reelección
forzada del presidente Danilo Medina.
Es
decir, la corrupción y la impunidad han parido un gobierno ilegítimo, resultado
del engaño, defraudación de los recursos públicos y la violación flagrante a la Constitución de la República y a las leyes dominicanas.
Realizar
una transacción poco transparente entre el gobierno y Odebrecht para el primero
recibir US$184 millones y así evitar la acción de la justicia contra los
corruptos, es un desatino muy arriesgado.
El
presidente Medina debe imitar a su homólogo de Perú, Pedro Pablo Kuczynskiy, apoyando
a la Justicia
para que actúe contra los sobornados por Odebrecht; de no hacerlo, “a Dios que
reparta suerte”.
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