Raíces Radio

domingo, 27 de abril de 2014

Guía del ex izquierdista

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Las expresiones “derecha” e “izquierda” surgieron hace más de un siglo en el parlamento francés y en otros, como la Duma en Rusia, donde quienes apoyaban la monarquía se sentaban al lado derecha y a los que se oponían a ella se sentaban del lado izquierdo del pasillo central.

En Rusia, los bolcheviques ocupaban el lado izquierdo del pasillo del parlamento y los mencheviques el de la derecha, y desde esas equidistancias expresaban sus opiniones y confrontaciones en torno a los más candentes temas de la política, la economía y la filosofía.

Para algunos, el término “izquierda” es sinónimo de radical, revolucionario, socialista y comunista. El de “derecha” lo es de conservador, reaccionario, capitalista e imperialista. Estos dislates, en algunos casos, son compartidos por los que carecen de una formación política integral y por quienes conocedores de ellos, pretenden confundir a incautos.

Muchos “izquierdistas” han devenido en derechistas consumados; en sujetos que luego de un “mea culpa”, han terminando negando las ideas que decían defender para colocarse en posición nada edificante, acompañadas por lo general con prácticas alejadas de la ética política y haciendo compañía a los que ayer fueron blancos de sus críticas y accionar.

Se “limpian” de sus “pecadillos de juventud” a los ojos de los responsables de la desgracia del país. Se guían de aquella reflexión maniqueísta de que “se es imbécil a los 20 si no se es radical y se es imbécil si se sigue siéndolo”; que se pasa “de incendiario a los 20 a bombero a los 40”. Es decir, que se tuvo una juventud agitada antes de llegar a la edad de la razón.

Hablan del “fracaso” del socialismo; no se refieren a Fidel, sino a Castro y le anteponen el término de dictador en sustitución al de compañero. Para ellos, Chávez no es un revolucionario, sino un “loco populista”, con vocación despótica.

La falta de libertades en Estados Unidos y la docilidad de la gran prensa a los mandatos de Bush, son resultados del terrorismo, mientras a las medidas de seguridad de Cuba y Venezuela frente al imperio, la califican de “atentado a la libertad”.

Estos especímenes arrepentidos, son dados a descalificar al Estado, y lo etiquetan de ineficaz, burocrático, corrupto y corruptor, en contraposición a la economía “privada” y al “mercado”, con su dinamismo y capacidad de innovación tecnológica.

A los que mantienen las ideas de un país libre, independiente, soberano y con justicia social les llaman delirantes, “termocefálicos”, atrasados, fanáticos, fundamentalistas y otros calificativos despectivos.
Los ex izquierdistas, nunca fueron revolucionarios. No desbordaron los límites del resentido social… del rebelde sin causa; su problema es trascender, hacer su “revolución” personal, escalando hasta donde el sistema de injusticias y privilegios del “capitalismo salvaje” y decadente se lo permite, usando las malas artes que ayer impugnaban.

Por todo eso, y mucho más, guardan silencio o justifican que una obra de arte del entrañable y siempre recordado Silvano Lora, sea destruida en el recinto de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, para plasmar un “mamotreto” en su lugar, que resalta la figura de Joaquín Balaguer. Gente desvergonzada que se empeña, sin lograrlo, en borrar la historia y todo vestigio de dignidad y decoro. 

4 de febrero, 2007.

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