Raíces Radio

miércoles, 30 de abril de 2014

Ética y medicina

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Mucho se habla en nuestro país de la deshumanización en los servicios de salud, tanto en el ámbito público como privado, pero pocos profundizan en sus causas y consecuencias.

En cuanto a los servicios hospitalarios y su personal, en particular a la relación médico-paciente, existe mucha confusión en profesionales de la salud, así como en los enfermos y familiares.

Respecto a los servicios del facultativo, no es lo mismo ser “buen médico”, que tener la condición de “médico bueno”.

Lo primero entraña preparación científica, respetar normas de ejercicio y rigurosidad en el manejo de los casos.  Lo segundo establece la solidaridad del profesional con sus pacientes y familiares.

Lo ideal en ese ejercicio es que el profesional de la medicina tenga ambos atributos: Ser buen médico y médico bueno, que nunca se debe confundir con el paternalismo en la relación médico-paciente.

El paternalismo médico se remonta a la antigua Grecia. Y aunque parezca paradójico, detrás de esa fachada se oculta la deshumanización; algunos sostienen, incluso, que éste es su causa principal.

La causa de la deshumanización no está en la falta de normas y supervisión, ni al desarrollo de la medicina y sus sofisticadas técnicas o a la falta de un exhaustivo examen físico del paciente.

Todo esto, más que causa es parte del problema planteado. El paternalismo médico es una forma de encubrir las posiciones dominadoras frente al paciente dominado.

Estamos en la era de la bioética y de las nuevas formas de la relación médico-paciente, que garantiza la dignidad del enfermo, que en todo caso no es objeto, sino sujeto respetado en sus derechos.

La humanización tendría un gran impulso si se estableciera un modelo basado en la absoluta gratuidad de los servicios de salud.

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