Raíces Radio

domingo, 31 de marzo de 2013

Causas de la violencia

Por ANULFO MATEO PÉREZ 

Son muchos los autores que han dado explicación sobre la génesis de la violencia, desde la teoría del escape de Konrad Lorenz, la del simio asesino de Raymond Dart, la agresión de Erich Fromm, hasta las ideas de Sigmund Freud en cuanto al instinto de muerte del ser humano.

Sin entrar en disquisiciones teóricas ni en polémicos estudios etológicos, sociológicos y antropológicos, se puede afirmar que las causas principales de la violencia-criminalidad en estos modelos capitalistas están vinculadas al carácter expoliador del estado y su clase gobernante, a la ideología y abusos ejercidos desde el poder.

En las sociedades donde existen mayores desigualdades socioeconómicas, restricciones sensibles de las libertades individuales y colectivas; exclusiones y discriminaciones étnicas, raciales, políticas, de género, y corrupción de estado… el uso de la violencia es mucho más frecuente, generalizado y complejo.

El empleo de las armas de fuego por sectores marginales, por ejemplo, no puede verse como causa de la violencia-delincuencia, sino como consecuencia de las miserias señaladas. En la medida las clases dominantes han ido cerrando los caminos que conducen a establecer una sociedad más equitativa, incluyente y democrática la descomposición social y ética han ido en aumento.

No es de extrañar entonces, que la población más joven, desempleada, privada de la educación y permeada por otros males como el narcotráfico, la cultura sexista y violenta, desee imitar el consumismo desenfrenado de los que ejercen el poder, la vida fácil y el hedonismo, enrolándose en la delincuencia indiscriminada y primitiva.

Por esas razones es que resulta irritante el desarme generalizado de la población civil que usa armas legales, y paradójico que con esa medida el Gobierno pretenda controlar la violencia. No es un asunto tan simple, la reducción sustancial de la delincuencia  pasa necesariamente  por una transformación positiva e integral de la sociedad. 

Es indispensable cambiar el carácter antidemocrático del estado, para dar la debida participación a las amplias mayorías nacionales en la construcción de una sociedad más justa, que reduzca de forma significativa el analfabetismo, el desempleo, la insalubridad, el hacinamiento, el hambre y la desnutrición a que las clases dominantes la tienen sometidas.

Para enfrentar esos males con éxito, la República Dominicana debe darse un gobierno revolucionario, que destierre la corrupción y el dispendio de sus recursos, así como los privilegios; que esté inspirado en ideales de solidaridad, justicia social y económica; equidad, inclusión social, desarrollo y orgullo nacionales bien entendidos.  

Por el establecimiento de ese gobierno, el pueblo dominicano ha librado, sin lograrlo, grandes batallas desde el 27 de febrero de 1844. Al parecer, le ha faltado, entre otras cosas, peregrinar a plena luz del sol con la linterna de Diógenes, para seleccionar a sus integrantes.

13/Diciembre/2008.

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