Raíces Radio

domingo, 13 de agosto de 2017

Camino al desfiladero

Sólo alguien que viva en las nubes o reciba el beneficio del desorden institucional, la corrupción y la impunidad puede negar que vivimos una crisis importante en el orden económico, social y político, resultado del fracaso del modelo neoliberal y la globalización, sustentados por los gobiernos del PLD.

El 18 de agosto de 1996, en su tercer día de mandato, Leonel Fernández anunció un plan de privatización y reestructuración de las empresas estatales y luego se produjo el despido masivo de sus trabajadores.

Apoyada en ese modelo, la pequeña burguesía desalmada privatizó lo que era del pueblo dominicano, y la Corporación Dominicana de Empresas Estatales (CORDE) pasó a manos del capital nacional y transnacional.

Como en la época de Jack el Destripador, fueron sacrificadas la CDE y las 24 compañías que integraban CORDE, y los dominicanos nos quedamos “sin pito y sin flauta” o lo que es igual “como el perico en la estaca”.

No hay lugar a dudas, del impacto de las crisis en el proceso creciente de la pobreza, la desigualdad y el enriquecimiento de la minoría, aumentando a medida que son cada vez más frecuentes y profundas.

En ese orden, la inequidad ha sido una constante en el reparto de los recursos del país, de los que genera nuestra economía y de los procedentes de los alegres empréstitos a organismos financieros internacionales.

La carga de todo ello ha ido creciendo en la espalda de la clase trabajadora, chiriperos y campesinos, de los desempleados, así como de los distintos estratos de la clase media, que va camino a desaparecer.

Con Danilo Medina se han agravado esos males, multiplicando la corrupción y la impunidad, creando el caos, llevando al pueblo dominicano como ganado a un profundo, oscuro y peligroso desfiladero.

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