La
lucha social debe ser la respuesta al caos económico, social y político a que
nos ha conducido la partidocracia que se reelige cada cuatro años,
desacreditada por el saqueo de los recursos públicos, la entrega del patrimonio
nacional al gran capital local y transnacional y su burda manipulación
mediática.
Las
revoluciones sociales no las hacen las “personalidades” o pequeños grupos
revolucionarios, por muy brillantes o heroicos que ellos sean. Las hacen las
masas populares en lucha persistente.
A
esas batallas sociales de los trabajadores, explotados y excluidos, se suman
sectores conocedores de su empobrecimiento creciente, así como los
intelectuales progresistas y revolucionarios.
Las
organizaciones sociales, sindicales y políticas comprometidas deben coordinar
todo lo necesario para impulsar las acciones por las conquistas de sus derechos
más sentidos, sin ceder al chantaje oficial.
La
solución de los problemas nacionales no está en manos de quienes los han
provocado o agravado deliberadamente para pescar en “río revuelto” el
patrimonio de la nación y eternizarse en el poder.
Las
luchas populares no las inventó Carlos Marx ni es resultado de la instigación
política, sino de los antagonismos de clases. Hace falta activarla para cambiar
la correlación de fuerza a favor de las mayorías.
El
pueblo dominicano tiene que desplegar un gran esfuerzo por la democracia
verdadera, la justicia social y económica, contra la corrupción y la impunidad
de que disfrutan la derecha política y sus acólitos.
Y esta
realidad cruel, al decir de Pablo Neruda, fue creada porque cuando nos tocó
tener pantalones largos para decidir, escogimos pésimos gobiernos y fruto del azar
nos sacamos estos falsos “premios”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario