Raíces Radio

domingo, 16 de diciembre de 2018

Campaña contra Cuba

Por ANULFO MATEO PÉREZ

No es casual que al celebrarse el pasado 10 de diciembre, el Día Internacional de los Derechos Humanos, se arreciara la perversa campaña contra Cuba, está vez tomando el tema de la cultura como estandarte para arremeter contra las medidas regulatorias que se han establecido en el Decreto 349.

En Cuba desde el triunfo de la Revolución, se ha tenido una certera política cultural, como respuesta a la fragmentación y decadencia de las ideas “modernas” que se observa en una gran parte del mundo.

La acción del proceso de transformación socialista está orientada, respecto a la cultura, al equilibrio y la integración, que tiene raíces en la mejor tradición occidental, renovando y actualizándose cada día.

Los enemigos de Cuba han elevado “el grito al cielo”, porque existen reglas para impedir que desde otras latitudes se imponga la vulgaridad, el irrespeto a los símbolos patrios y se atente contra su identidad cultural.

Ya en la República Dominicana conocemos, por ejemplo, qué viene sucediendo con ciertos “reggaetoneros” y sus “obras artísticas”, y los estragos en muchos jóvenes atrapados en la ignorancia y  las drogas.

Desde José Martí, los cubanos han ido avanzando en el arte, apoyados en la ciencia y la cultura universal, y muestra de ello son Pablo Milanes y Silvio Rodríguez, resultado de ese proceso revolucionario.

Sin embargo, si se profundiza en la literatura política, social y filosófica del siglo XX, se hallará que en el sustrato se halla, y en el mismo pensamiento socialista, para apoyar la cultura o para tergiversarla.


El deber de Cuba es mantenerse alerta sobre los problemas de la desintegración cultural, que sobre bases imperialistas -en una nueva fase de internacionalización de la riqueza- se está creando en el mundo.

domingo, 9 de diciembre de 2018

Encrucijada danilista

El gobierno de Danilo Medina, y él como actor principal, está en una encrucijada que conduce por todos los senderos a un abismo insondable, por lo que no se decide a expresar si respetaría la Constitución o si por el contrario a violarla para continuar reproduciendo todos los males provocados durante sus dos períodos de caótica gestión.

Si Medina maniobra para continuar desgobernando el país más allá del 16 de agosto de 2020, estaría violando la Constitución, seguiría usurpando el poder y abriría la compuerta de una grave crisis política.

Si decide alejarse del Palacio Nacional, está consciente que podría ser imputado de hechos graves cometidos durante sus ocho años de gobierno, como es el caso Odebrecht y otros que están pendientes.

El pueblo dominicano no sólo rechaza una reelección presidencial, sino que está negado a seguir siendo gobernado por el PLD, cuyos gobiernos han sembrado el caos institucional, corrupción e impunidad.

Los dirigentes del PLD carecen de principios políticos e ideológicos; el norte que le orienta es satisfacer sus propios deseos: disfrutar del poder, poseer bienes materiales y la búsqueda agitada de fama y gloria.

La cúpula peledeista no ha podido controlar el “gusanito” del deseo de poder ilimitado; se desborda en maniobras para imponerse e insiste en auspiciar obediencia sumisa de las masas, para legitimar el poder.

La manipulación del gobierno a diversos sectores es evidente, poniendo sobre la mesa temas como el “Pacto mundial sobre migración” (con énfasis en la migración haitiana), logrando relegar el caso Odebrecht.



En tanto, Danilo Medina recrudece la cruzada contra sus opositores; persigue a sus críticos más firmes, y endeuda más al país con préstamos que “su” Congreso aprueba, para dejarlo embargado hasta la coronilla.

domingo, 2 de diciembre de 2018

Construyendo la unidad

Por ANULFO MATEO PÉREZ

A una profunda reflexión nos deben llevar el surgimiento de Marcha Verde y su permanencia durante casi dos años en el latir de cada lucha reivindicativa sectorial, con un proceso de crecimiento y sostenibilidad nunca visto en la sociedad dominicana, que desde la dictadura de Trujillo ansía vivir en democracia.

En el movimiento verde, que siguió muy distante la parpadeante luz esperanzadora del destierro de la corrupción y la impunidad en la administración del Estado, ha primado el respeto entre sus integrantes.

Multitudes han marchado por calles y avenidas, procedentes sobre todo de sectores populares y medios, han logrando atraer núcleos económicos y políticos bajo las mismas consignas unificadoras sin sectarismos.

Ese esfuerzo inspirador por más democracia y nuevo poder, debe respetarse y no provocar que sucumba por las divergentes posiciones frente al proceso político que se encamina al sufragio universal del 2020.

Debemos comprender que las elecciones y la lucha de masas no son contradictorias, si sabemos combinarlas en el mejor sentido, teniendo como guía las consignas que le dieron origen a Marcha Verde.

Ahora, durante y posterior a los comicios por venir -independiente de que sean pervertidos o no- se debe mantener a Marcha Verde activa hacia las metas que se ha trazado desde sus inicios hasta este momento.

Con la experiencia de que los procesos electorales han dado al traste con todo intento de unidad de los sectores progresistas y revolucionarios –y en particular entre las izquierdas- hay que evitar que se repita.

Y no olvidar que los sustentadores del sistema y del gobierno harán todo lo posible por inocular contradicciones y estimular las ya existentes para destruir a Marcha Verde, que es la piedra dentro de su zapato.