Raíces Radio

domingo, 31 de agosto de 2014

Sicarios de la palabra

Por ANULFO MATEO PÉREZ

El polaco Ryszard Kapuscinski, maestro del periodismo, tenía toda la razón al afirmar que desde el momento en descubrirse que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante. Hoy, de ese vil comercio viven como reyes los que venden su pluma o su voz a los poderosos en nuestro país.

Estamos viviendo la amarga realidad de que sicarios al servicio del poder político, económico y del funcionariado aniquilan con la palabra a sus blancos designados y desvirtúan los hechos para confundir.

Esos “analistas políticos” están organizados en red nacional y tienen un centro de mando con una agenda diaria, copando una buena parte de los medios de comunicación para condicionar la psiquis de sus receptores.

El gobierno de Danilo Medina, como lo hizo su predecesor, invierte sumas millonarias del erario para pagar a esos hacedores de la mentira, que por demás han jugado siempre el papel de mercenarios políticos.

Así, los distintos poderes del Estado tienen sus propias redes. El Ejecutivo la organiza a través de los ministerios y cuenta con bases de operaciones en ciertos medios de comunicación, donde fungen como “analistas”.

Es un eficiente poder mediático al servicio del Gobierno, inmensamente mayor a los que realizan un ejercicio libre e independiente. Goza de la ubicuidad. Es omnipresente, al estar en todas partes a la vez.

Esa batería oficial de “periodistas” centrará su fuego contra el frente opositor en gestación, que será el principal blanco de sus ataques en lo que vislumbro como una candente guerra de la palabra.

Opositores se quejan de que “comunicadores” tergiversan sus opiniones, ponen en su boca frases que nunca han pronunciado y siembran la cizaña en sus organizaciones. ¿Asombrados? Para eso les pagan.

domingo, 24 de agosto de 2014

Lo esperado, no sorprende

Por ANULFO MATEO PÉREZ

El ejercicio gubernamental que ha encabezado Danilo Medina durante estos últimos dos años, la primera mitad de su período constitucional, no debe sorprender a quienes conocen de los fundamentos económicos, políticos e ideológicos de una corporación llamada Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Los tres períodos de gobiernos anteriores, bajo la batuta de Leonel Fernández, y los dos años que ha presidido Danilo Medina, tienen el mismo hilo conductor, pese a los contrastes de sus estilos personales.

Los fundamentos de sus políticas, desde 1996, lo constituyen un “arroz con mango” del mal llamado Consenso de Washington, algunas de sus prescripciones aplicadas con mucha corrupción y clientelismo político.

La receta del economista John Williamson precipitó la crisis en América Latina, donde se aplicó, y aquí, con las características descritas, viene azotando como huracán categoría cinco en la escala Saffir-Simpson.

Las medidas neoliberales asumidas por el PLD, que por sí solas son devastadoras para las capas medias y los más pobres, han hecho estragos en la economía dominicana, caracterizada por grandes déficits fiscales.

Se han olvidado de la educación y la salud, limitándose ha construcción y reconstrucción de infraestructuras, sin mejorar la calidad de las mismas ni elevar los salarios del personal de ambos sectores.

Emprenden reformas tributarias, cargando el mayor peso a las capas medias y a los más empobrecidos de la sociedad, para elevar unas recaudaciones que terminan en los bolsillos de funcionarios y abultadas nóminas oficiales,

Además la privatización de las empresas estatales; entrega de nuestros recursos a transnacionales y depredación del medio ambiente.

El PLD no debe seguir al frente de un país saqueado y moralmente destruido.

2016: ¿Matadero electoral?

Por ANULFO MATEO PÉREZ

De no conformarse un robusto movimiento nacional para enfrentar al peledeismo gobernante, las elecciones generales de 2016 podrían constituir un valladar para las organizaciones políticas que aspiran a llegar al poder a través de ese proceso comicial, por demás bastante desacreditado.

Sería, como hemos dicho en otras ocasiones, un matadero electoral; un medio para legitimar en el poder una vez más al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), quien controla a su favor la JCE y las altas cortes.

Para evitarlo, los opositores tendrían que arriar las banderas del sectarismo y prejuicio a ultranza, de la discriminación e intolerancia, y por lo contrario, izar la bandera de la ecuanimidad política.

Dejar atrás ciertos pruritos, que justifican el aislamiento y el concepto de capilla de esas organizaciones, y conformar un frente, ya que por separado no harían ni un sólo rasguño al continuismo morado.

Ese frente opositor de amplia unidad es posible, si la tolerancia es asumida, pese a las diferencias políticas e ideológicas. De no ser así, el oficialismo ganaría en 2016 y fortalecería su dictadura institucional.

No hablo de conciliación de clases, algo absurdo en cualquier escenario, sino de la unidad táctica para desplazar al PLD del poder, para la conformación de un gobierno que permita al menos cierta equidad política.

Si ese frente opositor enarbola un programa mínimo, con las demandas más sentidas de los sectores populares, se convertiría en una fuerza electoral imparable, arrolladora, un verdadero tsunami social.

Tendría la fuerza para cambiar la JCE y las altas cortes peledeistas; frenaría el uso y abuso de los recursos del Estado en las elecciones; se crearía una nueva correlación de fuerzas en los comicios del 2016.

sábado, 2 de agosto de 2014

Divide y vencerás


Por ANULFO MATEO PÉREZ

I

La expresión “Divide y vencerás” o “Dividir para reinar” es conocida desde tiempos ancestrales, atribuida por algunos al emperador romano Julio César, mientras otros la han adjudicado a Napoleón y a Nicolás Maquiavelo. La recomendación se halla también en la obra “El arte de la Guerra”, de Sun Tzu. 
Esa concepción militar o política es usada para debilitar a los adversarios, que unidos pueden destronar a quienes gobiernan contra la voluntad de las mayorías, como ocurría en la antigüedad y a todo lo largo de la historia.

Se trata de un recurso político para mantener bajo control a la población, dividiendo y fragmentando el poder de las distintas organizaciones o grupos existentes e impidiendo su unidad por un objetivo común.

Para dominar a sus adversarios en la India, los imperialistas franceses como los británicos, utilizaron las tácticas de enemistar a las diferentes regiones y a sus líderes usando marginalmente sus ejércitos.

Los que usurpan el poder, luchan para evitar la unidad y entendimiento entre sus contendores. El poder central estimula la división y crea disensiones y desconfianzas entre sus opositores.

Para ello, el que está en el poder alimenta disputas y controversias entre la franja política que le adversa, para dificultar las alianzas o coaliciones entre ellos e impedir que se fortalezcan y le desplacen del gobierno.

Sun Tzu explicaba que lo supremo en el arte de la guerra consiste en someter al enemigo sin darle batalla, fragmentándolos para evitar cohesiones que se puedan convertir en una “amenaza peligrosa”.

En nuestro país sobran ejemplos. La cúpula del PLD aplica esos procedimientos políticos contra sus opositores, para poder mantenerse en el gobierno sin el respaldo de la mayoría del pueblo dominicano.

II

El punto más importante en la agenda de un gran Frente Político Opositor es sacar del gobierno al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y a sus aliados, que se proponen eternizarse en el poder mediante el uso abusivo de los recursos del Estado, con el que vienen fusionándose desde el 2004.

De modo, que enfrentar al PLD es confrontar al Estado, y para derrotarlo es indispensable una amplia unidad opositora, que fundamente su accionar en un programa mínimo de gobierno que cohesione a sus integrantes.

Es una insensatez, que la oposición se proponga de forma separada enfrentar un partido que lleva casi cuatro períodos, tres de ellos consecutivos, aferrado al poder y amalgamado al Estado dominicano.

Si las izquierdas se mantienen dispersas y de igual forma marcha la oposición liberal, prescindiendo de la más amplia unidad, con Leonel Fernández o sin él como candidato, el PLD retendría el poder en 2016.

Para los peledeistas es crucial mantener el poder, porque de no hacerlo se expondrían al “tsunami social” de que se les haga justicia por los 16 años de gobiernos marcados por la corrupción y abusos de poder.

La tendencia a la dispersión de los sectores liberales y de izquierda será estimulada por el gobierno, el PLD y los órganos del Estado, para mantenerlos divididos y vencerles en las elecciones de 2016.

De tal manera, que PLD-gobierno-Estado harán todo lo posible para impedir la conformación de la más amplia unidad opositora. Y para ello usarán todos los recursos que tienen a mano, que son variados y poderosos.

Sería infantil que los opositores pretendan enfrentar por separado a un partido oficialista carente de escrúpulo. Y es algo más que lastimoso que se le haga el juego en su labor de dividir a sus adversarios.