Raíces Radio

domingo, 28 de octubre de 2018

Represión como arma política

Por ANULFO MATEO PÉREZ

He dicho varias veces en esta columna, que la política de los gobiernos del PLD, cuando se trata de discernir entre las demandas del pueblo y los intereses de los que detentan el Poder, se deciden por la imposición… por la represión política, despreciando valorar con el debido  respeto los temas planteados.

Es decir, tanto Leonel Fernández como Danilo Medina, han ejercido el control absoluto del Estado para imponer sus deseos y defender sus propios intereses, así como los de todos cuantos les acompañan.

Ciertos opositores “Light”, en una actitud irresponsable y extremadamente “optimista”, que raya en el oportunismo, hablan de diálogo, consenso y concertación, “ignorando” la naturaleza del peledeismo.

Se quejan de que “la política no puede ser un enfrentamiento eterno y estéril”, cargándoles la culpa a otros; los autores de ese discurso pretenden ignorar que su materialización en este gobierno es una utopía.

La única política que se ejerce desde el gobierno es precisamente la del enfrentamiento con los sectores que integran Marcha Verde, que en las luchas reivindicativas sectoriales son hostigados sin miramientos.

Eso y no otra cosa fue el envío el pasado miércoles de mil 150 policías, para reprimir la marcha hacia el Palacio Nacional de los transportistas, que exigen la reducción de los precios de los combustibles.

Esa demostración pacífica fue anunciada con anticipación, notificada al Ministerio de Interior y Policía, informando la ruta a recorrer y donde terminaría la misma, ejerciendo derechos constitucionales.

El gobierno promueve corrupción, impunidad, caos… y desprecia con temeridad las demandas del pueblo, opuesto a sus desafueros. No creo que Danilo Medina esté en la disyuntiva que le tocó al presidente colombiano Mariano Ospina Pérez.

domingo, 14 de octubre de 2018

Subjetividad y lucha social

El movimiento social ha logrado un ascenso sostenido frente a las malas acciones del gobierno y el gran empresariado, que entregan los recursos naturales a transnacionales que lastiman el medio ambiente y el interés popular, sobre todo contra la carestía de la vida y la corrupción propiciada desde el poder.

Es muy evidente como se han deteriorado los servicios públicos que debe facilitar el Estado, como son los de la salud, la educación (pese a la propaganda de la “Revolución Educativa”) y el transporte público.

Se aprecia la inseguridad ciudadana; los casos escalofriantes de feminicidios, el acoso y abuso infantil, la corrupción estatal, así como la impunidad propiciada por una justicia venal al servicio del PLD y el gobierno.

Los sectores afectados por los que detentan el poder y sus antecesores no sólo se movilizan contra la pobreza y las injusticias, sino que expresan un mayor nivel de conciencia política y capacidad de lucha.

Marcha Verde es un buen ejemplo de no limitar las demandas a reivindicaciones económicas, sino también contra la corrupción que se propicia desde el Estado y el emplazamiento a que se haga justicia.

En ciernes está la lucha por el incremento salarial de los trabajadores privados y públicos, demandas por un mejor servicio del transporte para llegar y regresar del trabajo, como a los centros de estudios.

Se puede palpar la sumatoria de los sectores medios de la sociedad, de los obreros, trabajadores por cuenta propia, estudiantes, profesionales, campesinos y religiosos... presentes en la Marcha Verde.


El auge de la subjetividad del movimiento social y político, las contradicciones del poder, su evidente dispersión, nos anuncia, como decía Antonio Gramsci, una crisis de hegemonía política y la caída estrepitosa del presente gobierno y partido oficial.

domingo, 7 de octubre de 2018

Padrinos de la corrupción


Por ANULFO MATEO PÉREZ

La corrupción se ha convertido en un cáncer social, que tiene en el poder partidocrático su aliado fundamental, y cuyos liderazgos, ideólogos o “padrinos” han ido logrando la prescripción de ese delito para disfrutar de la impunidad, librándose así del castigo ejemplarizador.

Los efectos de esa podredumbre y sus implicaciones negativas en el ámbito político, social y económico va en aumento, y su rechazo también es creciente, canalizado a través del movimiento Marcha Verde.
Sus efectos los vemos en la ratería de poca monta, narcotráfico, asaltos a mano armada, escalamiento de viviendas, secuestros, violaciones sexuales, feminicidios, contrabando, trata de personas…

El balance del robo al Estado es insalubridad, analfabetismo, desempleo, desprotección social y económica de los sectores más vulnerables y más de la mitad de la población dominicana en la pobreza extrema.

Los promotores del saqueo al erario, verdaderos Al Capone de la politiquería, han inoculado en la mente de sus socios y seguidores, que robar el dinero del pueblo es algo normal cuando se detenta el Poder.

Se han acostumbrado tanto a la depredación de los recursos públicos, que han perdido la conciencia de que la corrupción es un delito y un lastre para el desarrollo social, económico y político de nuestro país.

Ejercen el Poder para su propio beneficio, familiares, socios y amigos, actividad propia de la Cosa Nostra, en contra de la Constitución y las leyes sustentadoras del injusto sistema político que dicen defender.

El sonado caso Odebrecht-Punta Catalina, caracterizado por sobornos y sobrevaluaciones de miles de millones de pesos, es un desafío para todos los ciudadanos honrados que claman justicia y un ¡basta ya!