Raíces Radio

domingo, 29 de abril de 2018

Niños y adultos al psiquiatra

Por ANULFO MATEO PÉREZ

El niño hiperactivo tiene tendencia a la intranquilidad, agresividad, destructividad y actividad violenta durante períodos de desorganización familiar y deprivación emocional. Pueden desarrollar una hipercinesia como secuela de una enfermedad orgánica cerebral, como la epilepsia o la encefalitis.

La agitación es un estado de actividad motora inquieta crónica, que es una manifestación de la tensión emocional. La intranquilidad incontrolada puede ir asociada a ciertos fármacos atarácticos, como las fenotiazinas.

El niño que ha sido educado en la limpieza puede convertirse luego en enurético (orinarse encima o en la cama) o encoprético (evacuarse encima o en la cama) durante un período de separación de la madre.

El sonambulismo es un trastorno que aparece sobre todo en la infancia. Suele ocurrir con más frecuencia en el sujeto asociado a síntomas propios de la histeria y a la enuresis o a cierto daño cerebral crónico.  

La neurosis obsesivocompulsiva se caracteriza por ideas y dudas obsesivas y por rituales obsesivos, como lavarse las manos en exceso, contar, recitar plegarias y dudar sobre la cerradura de las puertas.

El tic es una contracción espasmódica intermitente de la cara u otra parte  del cuerpo, se repite a intervalos frecuentes y sin estímulos externos. Los tics se producen de manera automática e inconsciente.

Los pacientes maníacos pueden hablar sin parar, cantar, bailar, bromear con una energía aparentemente inagotable y buen estado de ánimo; suelen enojarse cuando se le trata de controlar cualquier exceso.

En la depresión agitada, el paciente puede gritar, llorar de forma desconsolada, andar con rapidez, lanzarse al suelo, despojarse de su vestimenta y puede atentar contra su vida, incluso frente a los demás.

El café y la salud

Por ANULFO MATEO PÉREZ

I

El café es un artículo obligado de la canasta familiar y el consumo diario de casi todos los hogares dominicanos, se degusta por su sabor y aroma (enfatizados en la publicidad); el acto de tomarlo se acompaña del intercambio social y de un ritual muy singular que nos recuerda el consumo del mate y el té.

Sin embargo, un nuevo estudio advierte que tomar café en exceso podría aumentar el riesgo de mortalidad por cualquier causa, subrayando que el exceso en el consumo de café puede ser un asesino potencial.

La investigación se realizó a gran escala, pues contó con la participación de 50 mil personas, de entre 20 y 87 años, grupo con el cual se determinó que el consumo excesivo de esa bebida puede ser nocivo.

Las características tóxicas del café se conocieron en 1440, cuando un pastor etíope notó como su rebaño se había mostrado intranquilo durante la noche, después de ingerir los frutos de unos arbustos silvestres.

El principio activo del café es la trimetilxantina, mejor conocida como cafeína, cuya concentración en relación al peso es de 1 al 2 por ciento y se encuentra en menor proporción en el cacao y el té.

La cafeína se absorbe por la mucosa del estómago y del intestino, y se elimina de forma rápida y prácticamente sin modificar a través de la bilis y la orina, por lo que es frecuente la irritación de la vejiga.

Al igual que el tabaco, su acción sobre el sistema nervioso provoca elevación significativa de los neurotransmisores (facilitadores del impulso nervioso de una neurona a otra) y excitación generalizada.

Es conveniente conocer que el café (la trimetilxantina) actúa con exquisita preferencia en el Sistema Reticular Activador (SRA), situado en el tallo cerebral, provocando de igual manera alertamiento e insomnio.

II

El investigador estadounidense Griffiths R., estableció la estrecha relación entre la ingestión de altas dosis de café con el estado de pánico (conocido como crisis de angustia), sin embargo en los consumidores moderados de esa bebida tóxica se presentan también serias molestias, como lo demostró Graham K. en 1988.

Griffiths, en ese mismo año, tomó a 14 voluntarios sin ningún tipo de antecedente psiquiátrico, a los que le dio a tomar el equivalente de siete tazas de café fuerte, 12 tuvieron cuadros de cafeinismo.

Este mal es provocado por la intoxicación por cafeína (trimetilxantina) y esas condiciones clínicas del paciente se producen con dosis superiores a 250 miligramos (una taza de café puro contiene de 100-150).

En la intoxicación provoca una activación del sistema dopaminérgico, cursando con extremada inquietud, taquicardia, arritmias, insomnio, aumento de la diuresis y fuertes contracciones musculares.

Se ha comprobado que un consumo de más de 10 gramos de café puede provocar la muerte, por lo que debe considerarse muy en serio de parte de las personas que consumen esa bebida tóxica violando los límites.

La trimetilxantina eleva los neurotransmisores y su peligrosidad estriba en que ese incremento ocurre a expensas del mecanismo de gasto anticipado, consumiéndose estos con una rapidez inusitada.

Luego de su agotamiento, vendrán muchos días de carencia que explican lo que en estos tóxicos se llama efecto de rebote, caracterizado por notable falta de ánimo y somnolencia, entre otras molestias conocidas.

El consumo excesivo de café o la suspensión brusca del mismo podrían provocar ansiedad, cefalea, vértigos, temblores, insomnio, convulsiones, y como establecieron Kaplan H. y Sadock B. (1987), ideas delirantes.