Raíces Radio

sábado, 26 de agosto de 2017

Fiebre del oro en San Juan

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Ahora le tocó como escenario a la provincia San Juan, a la región Suroeste y a todo el país la amenaza en ciernes de la “fiebre del oro”, conocida como el período de migración apresurada y de forma masiva hacia California, EEUU, de personas que iban en caravana tras el oro en las entrañas de la tierra y los ríos.

Rufianes y aventureros que soñaban con hacerse ricos con el hallazgo de una veta del valioso metal, concurrían casi al borde de la locura con picos y palas; mucho después, se exploraba con mangueras de presión.

El frenesí por el oro se produjo en el año 1849, al coincidir en el tiempo las mejoras en los medios de comunicación (periódicos y transporte), que llevaban noticias y rumores sobre el negocio de ese recurso.

Esa “fiebre” la vienen padeciendo desde entonces las transnacionales, que lograron que el sistema monetario a nivel global se basara en el patrón oro, con apoyo de gobiernos afines a sus espurios intereses.

Ahora, la “hipertermia” y el frenesí llega a San Juan con la minera Gold-Quest, tal como viene ocurriendo con Falcondo contra Loma Miranda, en el Norte de la Cordillera Central y todo el Cibao Central.

De permitir que Gold-Quest explote el oro en Romero, en el lado Sur de la cordillera, se contaminarían y morirían el río San Juan, afluentes, y el Yaque del Sur, que recibiría sus aguas contaminadas.

La amenaza se enfila contra la vida de los suroestanos, dada la campaña por el oro emprendida por Gold-Quest, apoyada por la Dirección de Minería y el prolongado silencio del presidente Danilo Medina.

La explotación del oro de San Juan sería catastrófica para la producción de alimentos y las fuentes de empleos en toda la región Sur; contra esa amenaza a la vida misma, marchamos firmes ayer en San Juan.

domingo, 20 de agosto de 2017

El rey Mudo

Mudo era un rey muy afortunado, que gobernaba en el país de una media isla, situado en el mismo trayecto del sol. Tenía todo lo que un rey podía desear. Vivía en un hermoso palacio, rodeado de cortesanos, de grandes jardines y bellísimas rosas; era poseedor de inmensas riquezas, pero no podía articular palabras.

Cuando se comunicaba lo hacía mediante el lenguaje de señas. Pese a sus riquezas, Mudo pensaba que la mayor felicidad le era dada por unos billetes verdes, que guardaba en una tinaja debajo de su alcoba.

Se levantaba en las mañanas contando billetes verdes… se reía… se reía, y luego los tiraba hacia arriba para que les cayeran encima en forma de lluvia. A veces se cubría con ellos, riendo tan feliz como un niño.

Cierto día, el dios de la construcción, Marcelo, pasaba por su reino y uno de sus acompañantes, de nombre Joao, se quedó retrasado, cansado, y decide dormir un rato en los jardines del palacio.

Allí lo encuentra el rey Mudo, quién lo reconoce al instante y lo invita a pasar unos días junto a sus cortesanos. Luego lo lleva al dios Marcelo y este muy agradecido por la gentileza le ofrece un único deseo. 

-“Me has dado tal placer al haber cuidado de mi amigo, que por eso quiero concederte un deseo”. Mudo respondió con señas, frotando el dedo índice con el pulgar, que multiplicara sus billetes verdes.

Su majestad comenzó a construir carreteras, acueductos, hidroeléctricas y plantas a carbón en su reino, por supuesto con la ayuda del dios Marcelo, y todo lo que tocaba se convertía en billetes verdes.

Un día, el dios Marcelo dejó de serlo, pues advertido en su reino de que era un impostor fue llevado al calabozo, y el dios conciencia castigó al rey Mudo, despertó y tiñó a su pueblo del mismo color de los billetes.

domingo, 13 de agosto de 2017

Camino al desfiladero

Sólo alguien que viva en las nubes o reciba el beneficio del desorden institucional, la corrupción y la impunidad puede negar que vivimos una crisis importante en el orden económico, social y político, resultado del fracaso del modelo neoliberal y la globalización, sustentados por los gobiernos del PLD.

El 18 de agosto de 1996, en su tercer día de mandato, Leonel Fernández anunció un plan de privatización y reestructuración de las empresas estatales y luego se produjo el despido masivo de sus trabajadores.

Apoyada en ese modelo, la pequeña burguesía desalmada privatizó lo que era del pueblo dominicano, y la Corporación Dominicana de Empresas Estatales (CORDE) pasó a manos del capital nacional y transnacional.

Como en la época de Jack el Destripador, fueron sacrificadas la CDE y las 24 compañías que integraban CORDE, y los dominicanos nos quedamos “sin pito y sin flauta” o lo que es igual “como el perico en la estaca”.

No hay lugar a dudas, del impacto de las crisis en el proceso creciente de la pobreza, la desigualdad y el enriquecimiento de la minoría, aumentando a medida que son cada vez más frecuentes y profundas.

En ese orden, la inequidad ha sido una constante en el reparto de los recursos del país, de los que genera nuestra economía y de los procedentes de los alegres empréstitos a organismos financieros internacionales.

La carga de todo ello ha ido creciendo en la espalda de la clase trabajadora, chiriperos y campesinos, de los desempleados, así como de los distintos estratos de la clase media, que va camino a desaparecer.

Con Danilo Medina se han agravado esos males, multiplicando la corrupción y la impunidad, creando el caos, llevando al pueblo dominicano como ganado a un profundo, oscuro y peligroso desfiladero.

domingo, 6 de agosto de 2017

Un gobierno atrapado

Por ANULFO MATEO PÉREZ

La crisis de credibilidad y desempeño no la va a resolver el gobierno de Danilo Medina descalificando a los sectores que componen el movimiento Marcha Verde, que demandan el fin de la corrupción, la impunidad y el caos, ni tampoco acudiendo a la represión contra las crecientes y justas protestas sociales.

La debacle de este gobierno era previsible, desde que se impuso la reelección del presidente, que incumplió desde su primer mandato con las promesas de campaña, entre ellas, terminar con el robo al erario.

La situación se le ha empeorado por su conexión con el caso de corrupción Petrobras-Odebrecht en Brasil, que acorrala a sus amigos Lula da Silva, Dilma Rousseff y tambalea al presidente Michel Temer.

Ahora se suma a la crisis, la brutal y ominosa represión contra los jornaleros cañeros, que exigen su pensión, y el repulsivo asesinato del dirigente popular francomacorisano Mario Vladimir Lantigua Baldera.  

Como podemos apreciar, el gobierno ha decidido enfrentar al movimiento social, que demanda un cambio de rumbo de la sociedad, con manipulación mediática, represión indiscriminada y selectiva.

Es un pésimo cálculo del oficialismo, responder a las demandas sociales con métodos intimidatorios, que lejos de fortalecerle, les hacen perder mucho más el escaso crédito y estabilidad que le sustenta.

Confrontar el movimiento Marcha Verde, que crece como una bola de nieve contra la ineficiencia y el desorden de los tres poderes del Estado, es apostar a la violencia y al agravamiento de la crisis.  

Es evidente que el oficialismo está atrapado en sus propias e intrincadas redes. Si la represión del Estado contra el pueblo garantizara la permanencia de malos gobiernos, América tuviera plagada de dictaduras.