Raíces Radio

lunes, 21 de noviembre de 2016

Apretando la tuerca

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Carestía de alimentos, medicamentos falsificados y caros, impunidad, privilegios, desempleo, inseguridad, inequidad, saqueo de los recursos del Estado, quiebra de los servicios públicos, autoritarismo… constituyen una mezcla inflamable y peligrosa como la compuesta por nitrato de potasio, azufre y carbón.

Los citados elementos constituyen la pólvora, contenida en un enorme barril llamado República Dominicana, y sobre el cual estamos todos inocentemente sentados, ricos y pobres, gobernantes y gobernados.

Pero además, la peligrosa carga que usamos como incómodo asiento, está dotada de una fina e inapagable “mecha rápida”, que le ayudaría a estallar si surge una “traviesa e inoportuna” chispita abrileña.

Las ollas de presión tienen una válvula de escape para evitar la explosión interior, por lo que a nadie se le ocurriría sellar la salida de los gases y el calor contenido en la misma sin arriesgarse al estallido.

Las elecciones del 15 de mayo no fueron una válvula de escape para expresar democráticamente voluntades ante tantas frustraciones; al echárselas en un bolsillo se sigue jugando con pólvora.

Por las imposiciones del PLD, la Junta Central Electoral (JCE), el Tribunal Superior Electoral (TSE) y el Tribunal Constitucional (TC), no serán garantes de un proceso comicial transparente en 2020.

El Poder Ejecutivo, Congreso Nacional y Poder Judicial andan agarraditos de las manos para garantizar la parcialidad en las próximas elecciones a favor del oficialismo, como ocurrió el pasado 15 de mayo.

No es un secreto que la rebelión es el último recurso de los pueblos, cuando las rutas institucionales y pacíficas para lograr los cambios han sido clausurada por la negación de derechos de parte del Estado.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

El derecho a la privacidad

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Desde que la salud se convirtió en una mercancía de libre mercado y la población dominicana se hizo cada vez más dependiente de las ARS y PSS para recibir sus servicios, bajo la Ley 87-01, la confidencialidad del paciente es cada vez más vulnerada por los actores económicos del Sistema de la Seguridad Social.

Uno de los graves problemas que están confrontando los asegurados que acuden a las farmacias, es que los expendedores de esos establecimientos les están exigiendo revelar sus diagnósticos.

La información requerida es para rellenar un formulario con la misma, lo que desconoce el derecho del paciente a que sus antecedentes personales, su ficha e historia clínica se mantengan en reserva.

Lo mismo ocurre con las indicaciones para pruebas clínicas y de gabinete, y que algunas ARS obligan a consignar el diagnóstico, conocido luego por empleados ajenos al personal de salud y a la ética que lo rige.

He apreciado, que esta práctica se está generalizando y toca al personal administrativo y de más bajo nivel en las ARS, PSS y en hospitales del Estado, a donde acuden con sus dolencias los más pobres.

Las mamparas para separar al enfermo de otros, ya no se usan como antes se hacía, se interroga y se realiza tacto rectal, vaginal, colocación de sonda vesical o examen de mamas a la vista de terceros.

El paciente no es tal, sino un cliente, un objeto con valor comercial, porque con este modelo sanitario, que se privatiza y deshumaniza cada vez más, la salud ha pasado a ser una mercancía muy lucrativa.

Es conveniente recordar que la responsabilidad ética del médico es potenciada por la ley, que otorga el derecho a la privacidad y no le obliga a revelaciones inapropiadas que puedan causar daños al que recibe sus atenciones.