Raíces Radio

domingo, 26 de junio de 2016

Lo consciente y lo espontáneo

Por ANULFO MATEO PÉREZ

El retraso político, la desmovilización social, debilidad orgánica de los trabajadores y otros sectores oprimidos por el gran capital y los grupos que gobiernan, es lo que ha permitido la entronización de la dictadura institucional que viene liderando el peledeismo durante los últimos 16 años en el país.

Lo que ha ido estructurando es un control absoluto de la sociedad a través de sus organizaciones, en muchos casos cooptando a las claques que las dirigen o llevando a su seno “agentes” del oficialismo.

Los poderes del Estado juegan el papel que traza la dirección política del PLD, incluso al margen de la Constitución y las leyes que ella misma ha creado, cerrando cada vez más los espacios democráticos.

La oposición se mantiene muy dispersa, sin ningún punto de encuentro, lo que le ha permitido a Danilo Medina y su funcionariado, como a su predecesor, el continuismo y relativa estabilidad político-social.

Los partidos que se consideran a sí mismos opositores carecen de un verdadero plan para disputarle el poder al PLD y no pocos apuestan a la espontaneidad, marcados por una subjetividad pesimista.

No trabajan para crear el factor consciente en los actores sociales, en los trabajadores, estudiantes, campesinos, profesionales… que permitiría el crecimiento firme y ascendente de la lucha social y política.

Tanto arraigo tiene el pensamiento de la predestinación política, que poco falta para crear el culto a la espontaneidad, teorización y denuncia política, como expresión contemplativa de la realidad dominicana.  


Mientras todo eso ocurre, los que gobiernan no improvisan absolutamente nada; van moviendo sus fichas con toda tranquilidad para perpetuarse en el poder, desconociendo todos los preceptos democráticos.

sábado, 11 de junio de 2016

Enigma post-electoral

Por ANULFO MATEO PÉREZ

I

Cuando Juan Bosch decidió renunciar a su liderazgo político en el PRD (18 de noviembre de 1973) y formar tienda aparte, rompió con un partido donde confluían sectores burgueses, pequeño burgueses, obreros, campesinos y populares, para privilegiar uno nuevo con la pequeña burguesía sedienta de poder.

Pese haber declarado que su base teórica para analizar la sociedad era el marxismo, Bosch se empeñó en precisar taxativamente que mantenía distancia del leninismo… se encaminaba así a un callejón sin salida.

Casi dos décadas después (15 de marzo de 1991, él había “descubierto”, como si se tratara de un político adolescente, que “en el PLD, la mayoría de sus miembros son pequeños burgueses, bajos pequeños burgueses”.

Y que los miembros de la entidad política que lideraba “se han dado cuenta que en el partido hay gente que ha alcanzado posiciones, como senadores, como diputados, como síndicos, como regidores”.

Razonaba el líder político que “entonces en el PLD eso ha provocado una corriente de aprovechados, de oportunistas. Buscadores de posiciones y de puestos públicos. Y esos han empezado a formar grupos”.

En la finitud de su vida política, biológica y crisis existencial, Juan Bosch precisaba… “como yo no puedo formar grupos y como yo no puedo presidir un partido en el que haya grupos, decidí renunciar del PLD”.

El papel relevante que él había asignado a la nueva organización, el de la “liberación dominicana”, estructurada sobre la base de la pequeña burguesía, era imposible de cumplir dada la naturaleza de clase.

Lo que el escritor y político no pensó jamás, es que el partido que fundaba se convertiría luego en una corporación para desde el Estado pervertirlo todo, enriquecer a sus dirigentes y socios, desfalcando el erario.

II

El partido que fundara Juan Bosch el 15 de diciembre de 1973, haría todo lo contrario de lo que este preconizó, para seguir a Joaquín Balaguer, su nuevo paradigma, quien confluyera en el mal llamado “Frente Patriótico” para entregar la “antorcha” del reformismo a los dirigentes del PLD.

Lo que el peledeismo había criticado al anciano caudillo, como la enajenación del patrimonio público, injusticias, privilegios, autoritarismo y trampas electorales, vendría a repetirlo desde un poder usurpado.

La cultura politiquera del balaguerismo fue usada por el gobierno de Danilo Medina durante la campaña electoral, los comicios del 15 de mayo y acciones posteriores, para imponer la reelección presidencial.

Con la connivencia de la JCE y TSE, se montaron las maniobras fraudulentas del danilismo para avasallar a la oposición, creando ahora una atmósfera de gran incertidumbre en la sociedad dominicana.

La ilegitimidad del gobierno que se inicia el próximo 16 de agosto y de los candidatos electos mediante el fraude electoral, abrirá un proceso de lucha de resistencia intensa en todos los ámbitos de la vida nacional.

Lo que pueda ocurrir en el futuro inmediato es un enigma para la mayoría de los dominicanos que conocen la historia de nuestro pueblo frente a gobiernos ilegítimos, que se han impuesto usando la coerción de Estado.

Frente a la reelección de la ineficiencia, corrupción, inseguridad, desempleo, autoritarismo, desorden institucional, clientelismo político e inequidad social y económica el pueblo reaccionará con energía.


El propósito continuista del PLD hasta el 2044, pese a su demostrada impopularidad, es un desafío a la conciencia libertaria de los dominicanos, que obliga a la rebelión popular y a la ruptura de su hegemonía.

sábado, 4 de junio de 2016

¿Criminalizar las protestas?

Por ANULFO MATEO PÉREZ

El aparato mediático del gobierno, constituido por una extensa red de “bocinas” pagadas y un centro de dirección estratégica, ha montado una campaña para caricaturizar las legítimas demandas de los opositores que procuran que se transparente todo lo ocurrido durante los pasados comicios del 15 de mayo.

Y cuando me refiero a que se “transparente todo”, es porque una gran parte de los tejemanejes fraudulentos han estado expuestos con claridad, así como el contubernio de la JCE y el TSE para ignorarlos.

Es un derecho constitucional el ejercicio de resistencia opositora frente a la farsa electoral y a la abusiva intervención del gobierno para imponer la reelección presidencial y del funcionariado oficialista.

Frente a ello, la movilización de los indignados es una vía legítima para anular los pasados comicios, estructurar una JCE y altas cortes independientes, así como la celebración de nuevas elecciones en el país. 

Para enfrentar esas cívicas protestas de los diversos sectores opositores, el gobierno ha elaborado el ominoso “Plan Hurón”, que ejecutan los cuerpos armados y organismos de inteligencia del Estado.

Ese plan represivo se articula con la manipulación mediática, que procura intimidar a la población, aislar a sus dirigentes y desactivar las justas demandas contra el engaño del pasado 15 de mayo.

Por lo visto, esta dictadura institucional se propone criminalizar las protestas pacíficas, consciente de que las demostraciones masivas podrían revertir los resultados ilegítimos de las pasadas elecciones.

El cínico discurso del presidente de la JCE, Roberto Rosario, validando el fraude de los pasados comicios, reafirma la convicción de que tomar las calles es la vía expedita para que se respete la voluntad popular.