Raíces Radio

sábado, 28 de mayo de 2016

Crisis de legitimidad

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Tras los comicios del pasado 15 de mayo, la República Dominicana está siendo afectada por una aguda crisis institucional, caracterizada por una complejidad de factores, como fraudes diversos, rompimiento con leyes y normas electorales, y las relaciones tradicionales entre actores políticos y sociales.       

La incertidumbre de los dominicanos es evidente, desde la gente de a pié, hasta el empresariado, pasando por los distintos sectores religiosos, líderes políticos y los poderes institucionales y fácticos. 

La inestabilidad institucional es ostensible en la JCE, TSE, TC, poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, ya que no están en capacidad de intervenir para impedir la caída libre del obsoleto sistema político vigente.

La crisis política se podría complicar aún más si los poderes del Estado son usados para cercenar los derechos electorales y políticos de los ciudadanos, en una sociedad con viejas tensiones acumuladas.

Es inocultable el descontento, desconfianza, desaprobación y desconocimiento de los representantes políticos, disfunciones y contradicciones, que en el país se han ido gestando desde hace décadas.

Los responsables del creciente deterioro institucional deben entender que por la ilegitimidad de candidatos electos, ya se están escenificando protestas públicas para que se respete la voluntad popular.

No se debe descartar que por las movilizaciones de masas en desarrollo, se produzcan renuncias de los integrantes de la JCE y las altas cortes, exigidas con energía por millones de ciudadanos defraudados.


Los que gobiernan no saben ahora como sacar al país del atolladero, mientras una buena parte de los actores sociales y políticos valoran la crisis como una oportunidad para salir definitivamente de ellos.

domingo, 22 de mayo de 2016

Repunte de una crisis

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Era previsible desde 2014 que se presentaría una crisis tras los comicios del 15 de mayo de 2016, cuando intuimos que se iba a imponer una modificación de la Constitución de la República, comprando voluntades de legisladores oficialistas y de seudos opositores, para permitir la reelección presidencial.

Consumado el hecho, Danilo Medina propuso al PLD repostular a todos los que ocupaban puestos electivos, entre ellos a los que habían sido sometidos a la justicia por corrupción u otros delitos de Estado.

El gobierno desarrolló una agresiva inversión económica con esos fines, comprando a muchos opositores, promoviendo la división del PRD y endosando el apoyo electoral de los que retuvieron esa franquicia.

Sumó a las existentes, a decenas de miles de personas a la nómina pública y a nominillas a otras tantas destinadas a engrosar el voto duro, como ocurrió con la tanda extendida en el Ministerio de Educación.

El régimen creó la falsa percepción de un Presidente en la cima de la popularidad, pagando encuestas maquilladas que coinciden ahora con las cifras de votos a su favor, otorgadas por una JCE a su servicio.

El caos post-electoral que apreciamos, es el resultado de un fraude “mal montado”; de los cabos sueltos dejados por el ahora reo brasileño João Santana, experto en procesos electorales mafiosos.

El manejo del sufragio por la JCE ha resultado un verdadero desorden, y ahora ese organismo no sabe qué hacer frente a tantas evidencias de trastrueques de los votos, dando paso al ominoso “Plan Hurón”.


Si existiera un TSE de jueces honestos, tendría que anular estos comicios, plagados de fraudes y abusos de poder, convocando de inmediato a nuevas elecciones con otra JCE, que respete la libérrima voluntad popular.

domingo, 15 de mayo de 2016

¿Votar o abstenerse?

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Este domingo el pueblo dominicano está convocado a las urnas y a la elección de candidatos para 4 mil 106 cargos públicos, condicionado por el oficialismo que conduce al país hacia el abismo, a una crisis política, social y económica, así como al desconocimiento del limitado y precario Estado de derechos. 

El proceso electoral que hoy termina, contrario a una “fiesta de la democracia” ha sido convertido en una “feria persa”, con la compra de voluntades, dispendio, envilecimiento y chantaje del gobierno.

Muchos están agobiados ante el dilema de si es apropiado votar o abstenerse, conscientes de la putrefacción ético-moral del sistema y el impacto que podría tener cualquier decisión asumida al respecto.

Antonio Gramsci tenía sobrada razón cuando decía que “no puede constituirse un partido político basándose exclusivamente en el abstencionismo electoral. Es necesario un estrecho contacto con las masas”.

No hay dudas de que en la franja abstencionista están quienes impugnan esta seudo democracia y sus representantes, pero no votar en estas circunstancias ayudaría la reelección y al continuismo del PLD.

Por eso, la estrategia del danilismo es crear dudas e incertidumbre sobre el conteo de los votos para estimular una gran abstención, consciente que ella podría garantizarle una muy holgada victoria electoral.

Es ilusorio pensar que en estas elecciones las izquierdas van a conquistar el poder mediante el sufragio de sus seguidores, sin un cambio previo de las estructuras político-social-militar de este Estado burgués.

Pero cerrar el paso a esta dictadura institucional del PLD, crearía una mayor subjetividad del movimiento popular y ruptura del largo período de reflujo de las fuerzas sociales con deseos de cambios verdaderos.


domingo, 8 de mayo de 2016

Jugando con la oposición

Por ANULFO MATEO PÉREZ

En un país como el nuestro, donde impera una seudodemocracia, no es casual que el gobierno de Danilo Medina haya comprado a legisladores para modificar la Constitución de la República que le impedía su reelección, y ahora juegue al poker con sus opositores ocultando cartas en las mangas de su camisa.

En cierta ocasión y por algo similar, Juan Bosch desde la oposición reclamó equidad y respeto en el escenario político, pronunciando la frase que ha resonado por décadas: “Jugamos todos o se rompen las barajas”.
El PLD ha olvidado en lo absoluto las enseñanzas de Bosch y para seguir en el poder aplica a pies juntillas las mañas balagueristas, apoyado en una Constitución que su último mentor llamó “pedazo de papel”.

Se trata de la cultura del timo, entronizándose al paso del tiempo y tomando impulso cuando en 1966 el Departamento de Estado de EEUU ordenó impedir el ascenso a Juan Bosch en marcha hacia la Presidencia.

La JCE continuó siendo usada como instrumento del fraude contra otros opositores, como José Francisco Peña Gómez, recordado por la frase de Balaguer: “El camino malo está cerrado, definitivamente cerrado”.

Así, ese anciano caudillo, de 87 años de edad, ciego, diezmada su salud y acorralado por su desgaste político, desconoció la voluntad popular, que se había expresado contra un séptimo período de gobierno.

Juan Esteban Olivero Féliz, después contaba de forma hilarante cómo el presidente Balaguer le ordenaba, como a “Mandrake El Mago”, sacar los votos coloraos de su sombrero de copa en la sede central de la JCE.


La discusión en torno a si el conteo de los votos debe ser electrónico y/o manual, es un triste juego del danilismo con sus opositores, convencido del balagueriano concepto de que “el poder es para usarlo”.

domingo, 1 de mayo de 2016

Cultura del fraude

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Las dudas que expresan los partidos de oposición ante el anuncio de la Junta Central Electoral de que pondrá en práctica el conteo electrónico de los votos, desechando el manual que establece la ley, se agigantan por la desconfianza hacia ese organismo, que es acusado de vincularse al partido oficial.

A un posible fraude en este proceso electoral le antecede la reiterada manipulación del voto del caudillo Joaquín Balaguer, que se sucedió a sí mismo durante 12 años, con una pausa, para repetir en 10 años más.

Durante los gobiernos del dictador ilustrado, los soldados salían a las calles con banderolas del Partido Reformista en los cañones de sus fusiles, reprimiendo a sus opositores en todo el territorio nacional.

En 1974, se leían letreros en las calles que decían “Balaguer: 1974-2000”; el régimen obligó al PRD a la abstención electoral, y se hizo acompañar del PDP de Luis Homero Lajara Burgos para legalizar el fraude.

Balaguer obtuvo el 84,7% de los votos; su partido alcanzó la mayoría en el Congreso, con una abstención de un 50%. Los ciudadanos que no tenían en su cédula el sello “votó” eran detenidos por la Policía.

La vocación autoritaria del PLD y lo afirmado por Leonel Fernández de que gobernarán hasta el 2044, crea la desconfianza en unos comicios arbitrados por una JCE que sigue la nociva tradición balaguerista.

Como parte de la cultura del fraude, se financia con fondos públicos a 28 mil militantes del PLD; gastan unos 18 millones de pesos diarios. Sólo en el primer trimestre de este año usaron 772 millones de pesos.

Y la realidad es que el 23% de los votos representa a electores que se benefician de programas clientelares asistidos por el Estado, constituyendo en sí mismo parte de un fraude que no se puede ocultar.