Raíces Radio

domingo, 26 de abril de 2015

El sarcasmo de la contrarrevolución



Por ANULFO MATEO PÉREZ

A 50 años de la Revolución Constitucionalista de 1965, la epopeya más importante del siglo pasado en nuestro país, el pueblo sigue pendiente de concretizar sus ideales revolucionarios y democratizadores; golpeado por el analfabetismo, insalubridad, inequidad económico-social y de género, corrupción e inseguridad.

La contrarrevolución tomó cuerpo y se encaminó al exterminio de las fuerzas constitucionalistas y de sus combatientes más aguerridos, para imponer programas oligárquicos, bajo la tutela imperial.

Doce años de dictadura (1966-1978), encabezada por el cortesano de la era de Trujillo, Joaquín Balaguer, dio continuidad al intervencionismo imperialista, reforzando la dependencia de nuestro país.

El repudio popular al régimen de “Elito” dio paso a dos períodos de gobiernos del PRD, que de su adhesión a los ideales de la Revolución de Abril, se distanció de su Constitución de 1963, hechura de su primer gobierno.

Este retroceso permitió el retorno de Balaguer por diez años más (1986-1996), para sumar 22 de régimen autoritario al servicio de la gran burguesía y los sectores más retardatarios de la República Dominicana.

Mediante una alianza antihistórica, Balaguer entregó el poder al peledeismo sin boschismo; venganza calculada; sarcasmo político mordaz, hiriente y humillante, no sólo contra Juan Bosch, sino para el pueblo.

En algo más de 14 años de malos gobiernos, Leonel Fernández y Danilo Medina han conducido al país al mayor descalabro de la historia republicana, armando una dictadura institucional y del erario una piñata.

Ellos hicieron del PLD una corporación, corrompiendo hasta el tuétano a sus integrantes; envileciendo a muchos de sus adversarios, ahora enfrentados entre sí, como en los tiempos de la “fiebre del oro”.

domingo, 5 de abril de 2015

Encrucijada de la oposición


Por ANULFO MATEO PÉREZ

Los reeleccionistas están montando una celada contra los electores para mantener el control del Estado más allá del 2016, y para ello han ido creando la sensación de que la única alternativa es respaldar “lo menos malo” del oficialismo, es decir, rechazar a Leonel Fernández y decidirse por Danilo Medina.

La estrategia es mantener al PLD gobernando durante décadas, o como afirmara el presidente de esa corporación, hasta el año 2044, empleando sin límites todos los recursos del poder contra sus adversarios.

Pese a su desgaste político, el peledeismo pretende continuar en el Gobierno, para terminar de cerrar los pocos espacios democráticos que aún quedan en el país y consolidar su dictadura institucional.

El propósito del PLD es impedir su reemplazo y la caída de su imperio, tal como lo hizo el PRI en México, que se mantuvo por 71 años ininterrumpidos robando y matando desde un poder absoluto y espurio.

Uno de los pasos tácticos ha sido engullirse al PRSC y al PRD, pulverizando así su competencia partidocrática y sumándola a su clientela satélite de grupúsculos altisonantes de la extrema derecha y la pseudo-izquierda.

El PLD pretende eternizarse en el poder, apoyándose también en la debilidad de la oposición, que está a la merced de la JCE y de las altas cortes, así como de otras instancias del Estado bajo el control oficial.

Para cambiar la correlación de fuerzas entre el Gobierno y la oposición hay que desmantelar, mediante una lucha tenaz, la JCE y esas altas cortes, conformadas por el PLD con sus militantes y dirigentes.

De modo, que la oposición está frente a una encrucijada: Une sus fuerzas y lucha sin descanso para desplazar al PLD o se mantiene dividida, para que esa corporación siga en el poder “per sécula seculorum”.