Raíces Radio

miércoles, 30 de abril de 2014

Momento catártico

Por ANULFO MATEO PÉREZ 

El amplio movimiento de jóvenes por la transparencia, contra la corrupción y la impunidad es el resultado del proceso de maduración social y ciudadana, que aspira a cambios verdaderos. Hemos llegado al “momento catártico” de conciencia social de importantes sectores nacionales.

Sin lugar a dudas, los jóvenes llevan la delantera, en una acción de “subversión desenajenante” de lo social, cultural y político. No hay que alarmarse, lo joven es casi siempre sinónimo de subversión.

Pero también lo es de lucha, perseverancia y cambios, como ocurre en otras naciones que han decidido corregir el rumbo de su propia realidad agobiante, ríspida, alucinante e insoportable.

A cada paso, los integrantes de esos sectores en ebullición han ido mutando de sujetos políticos a sujetos sociales, y han tomado las calles, como expresión de la crisis nacional en desarrollo.

Proceso que se incuba, fermenta y cataliza en la sociedad civil, que como decía Antonio Gramsci, es “donde se forma la voluntad colectiva, se organiza el convencimiento y la adhesión de las clases subalternas”.

Todo ello ayudado por el desarrollo tecnológico de los medios de difusión, que permiten la internacionalización de esa sociedad civil, que actúa en circuito, como ocurrió entre Madrid y Nueva York.

El movimiento de indignados crece como bola de nieve, ante el déficit fiscal, paquetazo impositivo y la debacle económico-social y ético-moral… a que ha conducido y conduce el PLD, Leonel Fernández, Danilo Medina y sus acólitos.

El desarrollo ascendente del pensamiento liberador implica la recomposición constante de su bloque histórico, y como un gesto de irrefutable valor político lo palparemos esta tarde en el entorno del “obelisco hembra” del malecón de esta capital.

 08 de diciembre del 2012.

Ética y medicina

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Mucho se habla en nuestro país de la deshumanización en los servicios de salud, tanto en el ámbito público como privado, pero pocos profundizan en sus causas y consecuencias.

En cuanto a los servicios hospitalarios y su personal, en particular a la relación médico-paciente, existe mucha confusión en profesionales de la salud, así como en los enfermos y familiares.

Respecto a los servicios del facultativo, no es lo mismo ser “buen médico”, que tener la condición de “médico bueno”.

Lo primero entraña preparación científica, respetar normas de ejercicio y rigurosidad en el manejo de los casos.  Lo segundo establece la solidaridad del profesional con sus pacientes y familiares.

Lo ideal en ese ejercicio es que el profesional de la medicina tenga ambos atributos: Ser buen médico y médico bueno, que nunca se debe confundir con el paternalismo en la relación médico-paciente.

El paternalismo médico se remonta a la antigua Grecia. Y aunque parezca paradójico, detrás de esa fachada se oculta la deshumanización; algunos sostienen, incluso, que éste es su causa principal.

La causa de la deshumanización no está en la falta de normas y supervisión, ni al desarrollo de la medicina y sus sofisticadas técnicas o a la falta de un exhaustivo examen físico del paciente.

Todo esto, más que causa es parte del problema planteado. El paternalismo médico es una forma de encubrir las posiciones dominadoras frente al paciente dominado.

Estamos en la era de la bioética y de las nuevas formas de la relación médico-paciente, que garantiza la dignidad del enfermo, que en todo caso no es objeto, sino sujeto respetado en sus derechos.

La humanización tendría un gran impulso si se estableciera un modelo basado en la absoluta gratuidad de los servicios de salud.

domingo, 27 de abril de 2014

Guía del ex izquierdista

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Las expresiones “derecha” e “izquierda” surgieron hace más de un siglo en el parlamento francés y en otros, como la Duma en Rusia, donde quienes apoyaban la monarquía se sentaban al lado derecha y a los que se oponían a ella se sentaban del lado izquierdo del pasillo central.

En Rusia, los bolcheviques ocupaban el lado izquierdo del pasillo del parlamento y los mencheviques el de la derecha, y desde esas equidistancias expresaban sus opiniones y confrontaciones en torno a los más candentes temas de la política, la economía y la filosofía.

Para algunos, el término “izquierda” es sinónimo de radical, revolucionario, socialista y comunista. El de “derecha” lo es de conservador, reaccionario, capitalista e imperialista. Estos dislates, en algunos casos, son compartidos por los que carecen de una formación política integral y por quienes conocedores de ellos, pretenden confundir a incautos.

Muchos “izquierdistas” han devenido en derechistas consumados; en sujetos que luego de un “mea culpa”, han terminando negando las ideas que decían defender para colocarse en posición nada edificante, acompañadas por lo general con prácticas alejadas de la ética política y haciendo compañía a los que ayer fueron blancos de sus críticas y accionar.

Se “limpian” de sus “pecadillos de juventud” a los ojos de los responsables de la desgracia del país. Se guían de aquella reflexión maniqueísta de que “se es imbécil a los 20 si no se es radical y se es imbécil si se sigue siéndolo”; que se pasa “de incendiario a los 20 a bombero a los 40”. Es decir, que se tuvo una juventud agitada antes de llegar a la edad de la razón.

Hablan del “fracaso” del socialismo; no se refieren a Fidel, sino a Castro y le anteponen el término de dictador en sustitución al de compañero. Para ellos, Chávez no es un revolucionario, sino un “loco populista”, con vocación despótica.

La falta de libertades en Estados Unidos y la docilidad de la gran prensa a los mandatos de Bush, son resultados del terrorismo, mientras a las medidas de seguridad de Cuba y Venezuela frente al imperio, la califican de “atentado a la libertad”.

Estos especímenes arrepentidos, son dados a descalificar al Estado, y lo etiquetan de ineficaz, burocrático, corrupto y corruptor, en contraposición a la economía “privada” y al “mercado”, con su dinamismo y capacidad de innovación tecnológica.

A los que mantienen las ideas de un país libre, independiente, soberano y con justicia social les llaman delirantes, “termocefálicos”, atrasados, fanáticos, fundamentalistas y otros calificativos despectivos.
Los ex izquierdistas, nunca fueron revolucionarios. No desbordaron los límites del resentido social… del rebelde sin causa; su problema es trascender, hacer su “revolución” personal, escalando hasta donde el sistema de injusticias y privilegios del “capitalismo salvaje” y decadente se lo permite, usando las malas artes que ayer impugnaban.

Por todo eso, y mucho más, guardan silencio o justifican que una obra de arte del entrañable y siempre recordado Silvano Lora, sea destruida en el recinto de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, para plasmar un “mamotreto” en su lugar, que resalta la figura de Joaquín Balaguer. Gente desvergonzada que se empeña, sin lograrlo, en borrar la historia y todo vestigio de dignidad y decoro. 

4 de febrero, 2007.

domingo, 6 de abril de 2014

Frente político opositor



Por ANULFO MATEO PÉREZ 

I

Es probable que en los próximos meses se inicie un fuerte debate relacionado con la pertinencia o no de la constitución de un frente político opositor, que le permitiría a organizaciones de distintos litorales ideológicos tensar sus fuerzas para las elecciones presidenciales de mayo de 2016.

Las alianzas se establecen en la lucha social, económica y política, entre distintos sectores de clases, a veces antagónicos, y por otros con tácticas y estrategias comunes, que pueden desembocar en la fusión.

Para mantener el status quo, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se alió con el balaguerismo neotrujillizado, y luego cooptó a pequeñas agrupaciones ultraconservadoras y pseudo izquierdistas.

En la conmemoración del 40 aniversario de la fundación del PLD, el ex presidente Leonel Fernández expresó que esa organización ganará con facilidad las elecciones presidenciales de 2016 en la primera vuelta.

Y en un ejercicio de prestidigitación política, tras los daños provocados por sus gobiernos en el orden económico, social, político y moral, Fernández anunció que el PLD continuará en el poder en el año 2044.

La fracción dueña de la franquicia del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), con evidentes vínculos con el oficialismo, empuja a sus oponentes internos a buscar nuevos aliados para sobrevivir.

Esa realidad gravita sobre los dispersos sectores opositores, algunos de los cuales ponderan la posibilidad de una alianza que les permita competir en condiciones más favorable contra el peledeismo gobernante.

Entre los obstáculos para lograr ese propósito está la dificultad para aprobar un programa integrador; la cultura excluyente, prejuiciosa, sectaria y oportunista de los actores políticos, que viven de espalda al país.

II

Algunos revolucionarios defienden que nunca se debe hacer compromisos con sectores representativos de otras clases distintas a la obrera, pero deben tener en cuenta los hechos históricos demostrativos de las alianzas inevitables, asumidas por partidos que no han claudicado en la lucha por el socialismo.

Pregunto, ¿es posible llegar a cualquier tipo de alianza táctica o aceptar cualquier tipo de compromiso? No. Lenin fue muy claro enfatizando en que cualquier compromiso debe estar apegado a los principios.

Él planteó que no se deben hacer concesiones de principios ni concesiones teóricas. Al contrario, entendía que debe establecerse con toda claridad la contradicción de intereses que los obreros tienen con sus aliados.

Engels, en 1873, aclaró a los revolucionarios que declaraban: “Nada de compromisos”, que en la alianza para un frente, tampoco deben hacerse concesiones en los puntos del programa que afecten la estrategia.

Cuando se sacrifica la estrategia, la política de alianzas cede paso al oportunismo y retrasa la lucha de los trabajadores, porque los intereses de los aliados se ponen por encima de los objetivos de los obreros.

Debe entenderse que la alianza es la unión temporal entre distintos grupos o clases sociales para llevar a cabo una lucha por intereses comunes, pero lleva en su seno las contradicciones de clases.

Llegado un determinado momento, estas contradicciones se superarán, produciéndose la fusión, o se agudizarán, provocando la separación o ruptura de la alianza políticas establecidas.

Existe por lo tanto, un interés inmediato que los une, pero existen intereses a largo plazo que los pueden separar por caminos distintos. De manera que toda alianza implica, entonces, unidad y lucha de contrarios. 
III 
Hay que apartar de la lucha política la ingenuidad, y entender que la alianza de clases con intereses antagónicos implica a largo plazo aceptar un desafío. Cada actor político acepta este desafío confiado en que va a triunfar. La unidad es usada para preparar luchas futuras, que les pueden dividir.

Por tanto, antes de realizar este tipo de alianza es preciso establecer sus ventajas y desventajas, los inconvenientes políticos a largo plazo, que serían la contrapartida de las ganancias inmediatas.

¿Para qué se establece la unidad con otras fuerzas que representan intereses antagónicos a los de la clase obrera? Para luchar, avanzar, alcanzar peldaños, fortalecer las organizaciones de los trabajadores.

Es preciso decir que el oportunismo de derecha en el movimiento tiende a la unidad sin lucha y termina en la conciliación con la burguesía, es decir, sirviendo a los intereses mezquinos de los capitalistas.

Pero también es cierto, que el oportunismo de izquierda tiende a luchar sin unidad y termina en el aislamiento sectario. Sólo la unidad y lucha hace posible el avance del pueblo y de su dirección al mismo tiempo.

Por esa razón, un frente político nacional debe tener un programa, que incluya la demanda por la preservación de los recursos naturales, la seguridad ciudadana y una amplia democratización del país.

Para ello debe sustituirse a los actuales funcionarios de la Junta Central Electoral (JCE), por otros que respondan al interés de la nación y no al oficialismo, y en particular al ex presidente Leonel Fernández.

Lo propio debe ocurrir respecto a las altas cortes. La lucha contra la corrupción de Estado y la impunidad de quienes han depredado los recursos públicos. Todos son puntos de amplia aceptación nacional.

IV 

Los obreros constituyen la única clase “revolucionaria hasta el fin”. Sin embargo, en todos los procesos sociales se han visto en la necesidad de contar con otros sectores de la población para derrotar a sus opresores, que aunque representan una minoría tienen el poder del Estado. 

El frente político ha representado siempre un desafío, pero la izquierda debe recordar que los fundadores del socialismo científico recomendaban en la lucha política flexibilidad táctica, sin perder de vista la estrategia. 

Decía el fundador del primer estado obrero, Vladimir Ilich Ulianov, que “no se puede triunfar sobre un adversario más poderoso sino mediante una extrema tensión de fuerzas”, aprovechando “la menor fisura entre los enemigos”. 

Y agregaba que la clase obrera debía aprovechar “la menor posibilidad de asegurarse un aliado numéricamente fuerte, aunque éste sea un aliado temporal, vacilante, condicional, poco sólido y seguro...”. 

En conclusiones aleccionadoras y críticas, sentenciaba: “quien no ha comprendido esta verdad no ha comprendido nada del marxismo, ni, en general, del socialismo científico contemporáneo”. 

La experiencia de la izquierda en la constitución de frentes políticos ha sido frustrante, como ocurrió en la década de 1980 con el mayor esfuerzo unitario, representado en el Frente de Izquierda Dominicana (FID). 

Esa estructura fue “dinamitada” por una parte de sus integrantes, que terminaron marchándose con sus maletas llenas de “harapos ideológicos” hacia los brazos de la partidocracia. 

La izquierda debe fortalecer su unidad política, ideológica y programática en un sólo frente, que le permita participar en otro agrupamiento más amplio que movilice al país contra esta dictadura institucionalizada.