Raíces Radio

sábado, 13 de julio de 2013

Un barril de pólvora


Por ANULFO MATEO PÉREZ

4 de 5

Es una práctica de la derecha, de sus gobiernos y del imperio, cooptar a los dirigentes más “frágiles” de la izquierda, del movimiento sindical, juvenil, feminista, popular… para desmoralizar y debilitar sus organizaciones. Algunos pasan a integrar la élite que gobierna, como premio a su deserción.

Por el contrario, a los que no se doblegan ante su poder los presentan como inadaptados sociales, desfasados, delirantes, partidarios del absurdo y la utopía. Se trata de guerra ideológica y psicológica.

Órganos del Estado a sus servicios han designado “analistas” para los contenidos de libros, periódicos, revistas y medios electrónicos de comunicación; les dan un seguimiento especial a sus “adversarios” de izquierda.

A los que consideran “peligrosos” por las ideas que sustentan, contrapuestas a la labor de los tanques pensantes o “think tanks”, escarban en su pasado y espían cuidadosamente sus actividades.

Los tanques pensantes que les sirven hacen la guerra de la palabra, de las ideas, del pensamiento… con bastante éxito, dada la supremacía de su poder y los distintos medios con que cuentan.

Han formado redes de comunicadores e “interactivos”, articulados a sus organismos de inteligencia (nacionales y del imperio), así como de otras estructuras del Estado, para manipular y confundir.

Siguen con atención el trabajo "cotidiano y gris" de las organizaciones sociales y políticas (liberales o de izquierda) que resisten sus embates, para destruirlas; se esfuerzan en bloquear cuanto se proponen.

El objetivo de los que detentan el poder, bajo tutela de EEUU, es desarticular la lucha político-social e impedir el cambio de rumbo del país, hoy bajo su control. En otras palabras, impedir que se encienda la mecha del barril de pólvora.

domingo, 7 de julio de 2013

Un barril de pólvora

Por ANULFO MATEO PÉREZ 

3 de 5

Más que por sus errores, la izquierda fue afectada por una confrontación desigual contra un poder oligárquico-imperialista en pleno apogeo (luego del triunfo de la Revolución Cubana) y el gran despliegue de fuerza de EEUU para imponer su política exterior, aderezada con la proclama de “No a otra Cuba en el continente”.

La lucha contra el comunismo, era sólo un pretexto del imperio para impedir la liberación de nuestros pueblos, mantener su hegemonía político-militar y el saqueo de los recursos naturales en su “patio trasero”. 

Ese inmenso poder se sintió en Ecuador, cuando la CIA hizo explosionar una bomba en pleno vuelo del avión (un Beechcraft King Air), donde iba el presidente Jaime Roldós, el 24 de mayo de 1981.

El general panameño Omar Torrijos fue asesinado también por esa agencia cuando la aeronave en que viajaba (una DeHavilland Twin Otter, de la Fuerza Aérea), fue objeto de un sabotaje, el 31 de julio de 1981.

Unos 32 años antes, el 9 de abril de 1948, era asesinado el líder liberal colombiano Jorge Eliécer Gaitán, durante el gobierno de Mariano Ospina Pérez, representante del bloque oligárquico-imperialista.

Después, el 27 de junio de 1954, el presidente liberal guatemalteco Jacobo Arbenz era derrocado por EEUU, como parte de su política exterior de dominación en América Latina. 

Entonces, no deben extrañar las ejecuciones sumarias de Manolo Tavárez (21 de diciembre, 1963), y de Francis Caamaño (16 de febrero, 1973), por órdenes del Consejo de Estado y del presidente Balaguer, respectivamente.  

Finalizada la Guerra de Abril (3 de septiembre, 1965), la CIA ordenó una feroz casería (“operación chapeo”) contra la izquierda, el movimiento estudiantil, sindical y popular para apagar la mecha del barril de pólvora. 

6/julio/2013